Cada Bugatti que sale de Molsheim se somete a un riguroso control de calidad y, a pesar de su naturaleza rudimentaria y especializada, el Bolide¹, exclusivo para circuitos, no es la excepción. Antes de unirse a sus propietarios, estas obras maestras mecánicas se enfrentan a un último desafío: una intensiva inspección final y un programa de pruebas en circuito que garantiza la perfección absoluta.