Las boinas de contaminación
que, lamentablemente, cubren los cielos de muchas de nuestras ciudades piden a
gritos un cambio en nuestros hábitos energéticos. Más de 400.000 personas
mueren prematuramente cada año en la Unión Europea (UE) por la mala calidad del
aire y varios millones padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares
provocadas por la contaminación, según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), que además apunta que el 92% de la población mundial vive en lugares
donde no se respetan las directrices de la OMS sobre la calidad del aire.