Hay un motor que tira de la economía española, y ése es
el automóvil. Un sector que ha logrado resistir los embates de la crisis y ha
escapado del desplome general de la actividad industrial, tanto en términos de
productividad como de empleo.
Las 17 plantas de automóviles repartidas por la
geografía española -pertenecientes a ocho grupos automovilísticos- han sabido
adaptar tanto su nivel de producción como los costes laborales para mantenerse
firme en medio de una tormenta que se originó allá por 2007.
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