Hoy en día el telemarketing se ha vuelto una de las
disciplinas más molestas e intrusivas de los departamentos de ventas. Por culpa
de la poca profesionalidad de los que realizan las llamadas, junto con la falta
de escrúpulos de los gestores de call-centers, esta forma de vender se ha
convertido en un concepto negativo y desagradable. Pero no siempre fue así.
En 1962, los vendedores de coches tenían un problema: los
clientes no acudían en suficiente número a las exposiciones de automóviles
estadounidenses, con lo que no lograban un número de prospectos adecuados para
poder desarrollar su trabajo.