La junta de Brabham Automotive estableció un objetivo audaz para sus diseñadores e ingenieros: irrestricto por las normas de pista o carretera, crear el hipercoche más centrado en la pista del mundo.
Había una directiva para equilibrar la forma y la función. El siguiente capítulo de la icónica marca Brabham tuvo que hacer una declaración y mantenerse fiel a su ADN: un automóvil orientado al rendimiento que optimizó la combinación perfecta de potencia, aerodinámica y dinámica del chasis.