
Hace 80 años el visionario
André Citroën apostó por un coche que revolucionó el mundo del automóvil de
aquella época. En 1934, el Traction Avant supuso la apertura a los vehículos de
gran serie de innovaciones- como las ruedas delanteras motrices y directrices,
la carrocería autoportante monobloque sin chasis independiente, la suspensión
con barras de torsión en ruedas independientes o los frenos hidráulicos- que en
los años 30 suponían un verdadero cambio mejorando el comportamiento en
carretera, el frenado y las prestaciones del motor.