Las factorías de la industria del automóvil podrían estar
en serio peligro en un medio largo plazo si uno de los inventos de este siglo
se confirma como revolución de los procesos de producción: la impresión en 3D,
que es capaz de materializar diseños tridimensionales realizados por ordenador,
y por lo tanto fabricar coches ultraligeros, más eficientes... Y más baratos.