
Tu vehículo lleva
más de 1 año parado o en desuso y ya no te es de utilidad.
- Si tu vehículo presenta constantes averías y ya no te es rentable seguir reparando sus fallos mecánicos.
- Si tu vehículo ha sufrido un siniestro y la reparación es muy costosa.
- Si tu vehículo ha sido declarado siniestro total por la compañía de seguros.