Los seguros a todo riesgo para automóviles cubren la
garantía de daños propios, pero la indemnización que conceden las aseguradoras
tienden a disminuir con el paso de los años.
Por ello, a partir de un
determinado momento en la vida útil del vehículo es más aconsejable contratar
una póliza a terceros básica o, como mucho, ampliada con incendio, robo o
rotura de lunas.