La autonomía y los tiempos de carga son dos factores que están siempre en la mente de los usuarios de vehículos eléctricos. Fiat investiga modos de liberarse de estos factores en el circuito de pruebas de la Arena del Futuro, en Italia.
Fruto de la colaboración entre Stellantis y A35 Brebemi, la Arena del Futuro pone a prueba las posibilidades de la tecnología de la transferencia inalámbrica de energía, que permite recargar las baterías de los vehículos eléctricos mientras se circula por la carretera, sin necesidad de cable.
A velocidades propias de una autopista, un Fiat 500 Eléctrico puede recorrer cualquier tipo de trayecto en la Arena del Futuro sin consumir energía de su batería, gastando la electricidad que llega desde el asfalto.
Antes de la era de los videojuegos y la realidad popular, los coches de slot eran uno de los juguetes más populares para niños y mayores. Prometen horas de diversión gracias a unos automóviles eléctricos en miniatura que se conducen por control remoto y que toman su energía directamente de la pista de carreras, sin necesidad de parar en boxes. Con la transición energética y a la movilidad “cero emisiones”, esta idea da el salto del cuarto de juegos a la realidad en la Arena del Futuro, un proyecto fruto de la colaboración entre Stellantis y A35 Brebemi, una empresa filial del grupo mexicano Aleatica, varias universidades, centros de investigación y organismos públicos italianos.
En la Arena del Futuro de Chiari (Italia), no hay una pista con ranuras metálica para que los vehículos puedan cargar la electricidad. Este innovador circuito de pruebas de 1.050 m de longitud, considerado como uno de los 100 Mejores Inventos del Año 2021 por la revista Time, recurre a la tecnología de la transferencia inalámbrica de energía, también conocida por sus siglas en inglés, DWPT. Un sistema de bobinas bajo el asfalto, alimentados por una potencia eléctrica de 1 MW, proporcionan la energía suficiente para alimentar la batería de todo tipo de vehículos, desde turismos, como el Fiat 500 Eléctrico, hasta autobuses o camiones. No se necesitan cables ni detenerse ante una estación de carga: un simple receptor basta.
Las pruebas realizadas con un Fiat 500 Eléctrico como conejillo de indias no han podido ser más esperanzadoras. En los rangos de velocidad en los que se circula habitualmente por autopista, el “Cinquecento” no sólo ha recibido electricidad desde la carretera, sino que, además, esta energía ha sido suficiente para no tener que consumir electricidad de su propia batería. Los kilómetros recorridos en la Arena del Futuro no se han traducido en la correspondiente reducción de autonomía. De este modo, la tecnología DWPT demuestra ser una alternativa para apoyar la descarbonización y la sostenibilidad en el mundo del automóvil, al reducir drásticamente algunas de las mayores preocupaciones de los usuarios de vehículos eléctricos: la autonomía y los tiempos de carga.
La eficiencia del flujo de energía que va desde el pavimento hasta el automóvil es similar a la que se puede encontrar en las estaciones de carga rápida. Además, las mediciones de la intensidad del campo magnético han arrojado resultados que demuestran que esta tecnología no tiene un impacto negativo en la salud del conductor y sus pasajeros.
La Arena del Futuro utiliza corriente continua (CC) en lugar de corriente alterna (AC), ya que reduce pérdidas de potencia y asegura una integración directa con la electricidad que proviene de fuentes renovables, sin necesidad de tener que convertirla a corriente alterna. Además, permite el uso de cables de aluminio, más delgados, ligeros y fáciles de reciclar que los de cobre.
Asociada a innovaciones como el 5G, el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial, la transferencia inalámbrica de energía abre un mundo de posibilidades de intercambio de información entre los vehículos y las infraestructuras que también se podría aplicar a puertos, aeropuertos y aparcamientos públicos.
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