sábado, 18 de marzo de 2023

LA ROTONDA

 
   

LO PÚBLICO





La semana que viene tendré que llevar mi coche a pasar la ITV. En vez de un Estado de excepción estamos en un Estado de Control. Puedo entender que las normas que nos hemos autoimpuesto todos para que la sociedad vaya como la seda, es algo que debiéramos tener aceptado.

Entiendo que para que los vehículos circulen con la mayor seguridad posible necesiten de un reglamento. El rojo, amarillo y verde, determinan una serie de códigos para que podamos actuar en consecuencia. Cuando un conductor se salta el semáforo en rojo, está expuesto a tener un accidente. Puede atropellar a un peatón que esté cruzando un semáforo en verde para él, o un vehículo que tenga vía libre para circular. Es sin duda imprescindible.


Es verdad que hace pocos años, teníamos que darnos un paseo a las distintas instituciones para regularizar nuestros documentos personales o colectivos, Jefatura de Tráfico, Tesorería de la Seguridad Social, Juzgado de Familia, o Servicio Español de Empleo, entre otros. Estamos todos sometidos a una serie de controles que hacen que nuestra sociedad vaya mejor o que todos estemos más controlados: Con nuestro permiso de conducir, por un tiempo determinado, estamos autorizados para conducir el vehículo que nos permite el citado permiso: turismos, motos, camiones, servicios públicos; Documento Nacional de Identidad, que hay que renovar cada cierto tiempo, y que nos permite identificarnos para solicitar cualquier documento oficial para nuestro propio interés. En fin, en esta sociedad de una forma u otra estamos totalmente identificados para bien o para mal.

Comencé hablándoles de la ITV, la Inspección Técnicas de Vehículos, de la que alguna familia de un importante tecnócrata de nuestro país ha salido muy beneficiada, con la estructura nacional se ha perpetuado en nuestro país, y en la que yo particularmente no estoy muy de acuerdo. Porque creo que con la cantidad de talleres oficiales que hay en nuestro país, y que tengamos que ir a uno institucional, no me lo puedo creer. Cada conductor de vehículos tenemos la responsabilidad de tener nuestros vehículos cada año en perfecto estado. No podemos conducir con luces averiadas, con frenos en malas condiciones o neumáticos gastados, para eso, llevamos nuestro vehículo a nuestros talleres de confianza, y cuando le pedimos una revisión general, ellos y nosotros deberíamos ser responsables de que nuestros vehículos estén en perfecto estado para ser conducidos con todas las garantías y no tener que pasar por una evaluación extra con las consiguientes tasas por lo mismo que hemos realizado previamente. ¡Es vergonzoso!

De otra manera, cualquier gestión de control debería ser gratuita, y primar la seguridad de los interesados.  De esta forma tendría mayor garantía cualquier solicitud que nos soliciten las instituciones.

De todas formas, hoy, los DNI electrónicos, o sin duda, los certificados digitales, son indudablemente un paso muy importante en la gestión telemática de nuestro país. Bueno, pues, aun así, no puedo entender cómo es posible que para solicitar una cita a un SEPE o Tesorería de la Seguridad Social estemos peor que en la prepandemia de COVID, ¡inaudito! Yo mismo he tenido la triste oportunidad de comprobarlo: Antes de la pandemia, solicitamos una cita en el SEPE, y en pocos días podrías acudir a tu oficina más cercana, hoy día solicitas una cita con certificado digital y te dan la cita para más de quince días después, y no en tu oficina más cercana, te lo dan para dos o tres oficinas en la provincia de tu ciudad. Totalmente deplorable. ¿Es o no incomprensible?

Cuando en este sentido deberíamos de dar un salto de calidad, y aprovecharnos de las nuevas tecnologías, en este país ocurre todo lo contrario. Y hablo de este país porque es el que conozco. Lo mismo ocurre con las citas para los médicos de familia, usted solicita una cita por internet, presencial o telefónica, y tiene un límite de fecha, si es urgente, ya sabes, a urgencias o al hospital.

En definitiva, el sentido común es el mejor de todos los sentidos, y deberíamos aprovechar todos los argumentos válidos que tenemos para poder facilitarles la labor a todos los usuarios, eso ocurre en la empresa privada. No entiendo por qué no funciona en la pública.

Hasta que desde las instituciones públicas no tengamos la idea de producir, servir y facilitar la labor a los usuarios, no podremos acercarnos a las cosas bien hechas.

¡Ojalá!, aquellos que nos dirigen se den cuenta y, por el bien de todos, hagamos una sociedad más práctica y productiva, y nuestros funcionarios sean ejemplo de funcionalidad.

Con mis respectos y afecto,

 

Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com





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