sábado, 24 de diciembre de 2022

LA ROTONDA

 

NO ES LO MISMO

 


 




No es lo mismo. Antes en estas fechas las familias se hacían más grandes. Primero porque siempre esperábamos que nuestro hijo, nieto, hermana o hermano llegara desde fuera, donde estaba viviendo o trabajando, para disfrutar una vez en el año de los tuyos. Por eso, el anuncio, “Vuelve a casa, vuelve, vuelve a casa por Navidad”. Sí, pero, además, en los años 50 y 60, donde las familias, en los corrales de vecinos, o viviendas multifamiliares, los vecinos se convertían en parte de tu familia durante estas fechas.

 

Durante las Fiestas Navideñas, recuerdo como en aquellos años maravillosos, las familias se aunaban en aquellas viviendas, corrales de vecinos, o viviendas con ocho o más familias. Se compartía la compañía, las fiestas, además, la comida. En Nochebuena, todos nos reuníamos en torno a una mesa, quedábamos en una vivienda. Nos llevábamos las sillas, y una comida: carne, pescado o bebidas. Otros, hacían la ensaladilla, o cualquier otro entremés. Alguien se encargaba del pescado o la carne, aunque yo recuerdo el pavo, ese manjar de esta fecha que vendían en cualquier esquina de nuestro barrio, y que alguien se encargaba de ejecutarlo en estas fechas, y otros, de cocinarlo.

Algo tan esencial que hacía acercar a unas familias y otras, y convertían a unos y otros en familias sin serlo. Lo importante es que unos y otros, lucharan contra la soledad, algo que hoy por nuestra manera de comportarnos no es posible, ni por asomo.

Hoy, muchos viven en casas unifamiliares, otros, salen en estas fiestas para disfrutar de ellas de forma especial. En España la movilidad este año ha supuesto más de trece millones de desplazamientos.

Si tengo que analizar los cambios sufridos en el tiempo, me aventuraría a exponer que antes éramos más solidarios, aunque hoy haya más personas (viviendo solos, en la calle, y sin familias), somos independientes, y nos da igual la situación de los demás.

Creo que esta es la mayor diferencia con respecto a los años posteriores a la intransigente e injusta en el tiempo postguerra, en la que la vida hizo que los individuos no entendieran de consanguinidad, y se arrimaran unos a otros para mermar los disparates de una guerra.

En España, tanto el árbol de Navidad, como el Nacimiento fueron símbolos, creo yo, más que religiosos, tradicionales, así como la Misa del Gallo.

Éramos más de transmitir una normalidad impuesta, que unas fiestas familiares, aunque creo que, entre luces y belenes, todos nos reuníamos para dar cuenta de algo mucho más importante que algo que ocurrió hace dos mil años: disfrutar de la familia, de los amigos, y que nuestro sentido solidario de la solidaridad aflorara, algo que todos comentábamos entonces, ¡no es así ahora! Ser mejores de lo que somos durante el año.

Anís, y coñac, unos villancicos, y algún que otro petardo, eran el pistoletazo de salida a nuestra Navidad, sin olvidarnos de algún que otro pedazo de turrón duro, y ese sabroso rosco de reyes que hacía las delicias de propios y extraños.

Hoy, NO ES LO MISMO, no digo que sea peor ni mejor, pero antes todos hacíamos por reunirnos en estas fechas, hoy cuando llega alguna fiesta señalada empiezan las diásporas, unos intentan que su vida aburrida sea diferente, y se va de casa en busca de nuevas experiencias, otros buscan viajar a otros lugares para conocer nuevos lugares, hay quien los deportes de inviernos hacen que durante estos días les haga buscar la blanca Navidad junto a la montaña.

La familia siempre ha buscado, en estas fechas, el calor del hogar, en casa de alguno de los congéneres, al calor de la chimenea o del brasero, pero sobre todo al calor de la familia. Y eso es lo que se echa de menos hoy, ¿o no? Porque seguramente algunos no han tenido esas vivencias, y difícilmente podrán recordarla. Nosotros, sí.

Y no les estoy hablando de la fuerza mayor de la sociedad, donde la soledad se impone, y ya conocemos algunas navidades, donde alguien cercano falta, por fallecimiento, enfermedad, o porque el trabajo se lo ha impedido. Por eso, creo que, sin duda, que un día como el de hoy, la familia debe seguir siendo la protagonista, por eso seamos creyentes o no, simbolizamos la unión de todos en un padre, una madre y un niño. Allá cada uno, que le dé la importancia que crea oportuno.

Estos días he vuelto a recordar el clima que recuerdo con mucha claridad. Como en el “Cuento de Navidad de Dickens”, Días fríos que empañan los cristales del hogar y, en torno a una mesa, nuestros seres queridos, todos juntos disfrutando del cariño de los más cercanos. Hoy NO ES LO MISMO, solo diferente, así es la vida, no somos los mismos de antes, aunque nosotros todavía podemos contarlo.

 

 

Amigos y amigas, como siempre, mi afecto y respecto, les deseo a todos FELIZ NAVIDAD.

 

Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com

 

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