sábado, 21 de mayo de 2022

LA ROTONDA

 

APARENTAR

 


Dice la R.A.E. de nuestro título de hoy que es: “Manifestar o dar a entender lo que no es o no hay”. Hoy por hoy, no sé si el hecho de APARENTAR, se ha podido convertir en un pecado venial del ser humano. Las redes sociales hacen que nuestro “yo” pase a un segundo plano para convertirnos en algo que no somos.

El “complejo de Eróstrato” se utiliza para indicar a aquellas personas que buscan sobresalir a toda costa, que quieren distinguirse y ser el centro de la atención, pero en vez de desarrollar sus cualidades y capacidades para realmente aportar valor, destruyen o construyen una personalidad ficticia.


Estas personas ostentan sus posesiones materiales sin pudor y a menudo también se vanaglorian de sus relaciones sentimentales, ya que para ellas son un logro más. Jamás tienen problemas, su vida es simplemente perfecta. De hecho, a veces llegan a creerse tanto el personaje que han construido que, aunque la vida se esté desmoronando, se niegan a reconocerlo.

En la etapa adulta de nuestra vida “aparentar” puede transformarse en un patrón neurótico. La persona que vive de las apariencias depende casi por completo de las opiniones de los demás, por lo que construye una imagen ficticia con la que pretende la aceptación que necesitan.

El problema es que en muchos casos termina identificándose con esa imagen. Se olvidan de construir una vida que le haga sentir bien, para crear una vida que se vea bien desde fuera.

En el fondo, esa búsqueda de aprobación esconde un profundo miedo a ser rechazado y perder el afecto. Estas personas piensan que si se muestran tal cual son, si son auténticas, los demás no las aceptarán. Y es que tengo la impresión de que de tanto fingir su personalidad, de tanto disfrazar su personalidad, al final terminan por no reconocerse ni ellos mismos.

Cuando más intentemos aparentar, más lejos estaremos de alcanzar eso que aparentamos. Es una doble atadura psicológica porque cuanto más nos preocupemos por aparentar ser felices, menos tiempo tendremos para intentar descifrar que nos hace felices de verdad.

No podemos negar que la presión social existe y que a todos nos agrada ser aceptados. Sin embargo, debemos asumir que todos no aprobarán cómo vivimos o lo que creemos. Y eso no significa que tengamos menos valor, simplemente significa que somos únicos. La búsqueda de aceptación y la adaptación terminan allí donde comienza a corroer nuestra identidad, empujándonos a convertirnos en algo que no somos.

También pueden aparentar para manipular, vestirse de víctimas necesitadas para obtener algún beneficio. Su postura narcisista les hace vulnerables porque necesitan compararse constantemente para sentir que ganan.

Las personas verdaderamente fuertes no necesitan estar pendientes de la opinión de los demás. Por eso, me preocupa parte de la sociedad enganchada a las redes sociales, que es dónde asoman sus identidades falsas para convertirse en lo que no son, y cuando apagan la cámara se dan cuenta realmente lo que son.

Somos lo que somos, y si queremos mejorar, habrá que prepararse, educarse, sumergirse en la cultura, leer, ver teatro, cine, etc. Nuestras miras de nosotros mismos deben ser altas, pero siempre reconociendo lo que somos, auténticos,

 

 

Con afecto y respeto,

Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com

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