sábado, 16 de abril de 2022

LA ROTONDA

 

ETERNA PRIMAVERA

 





¿A cuántos nos gustaría vivir en una eterna primavera? No lo sé, pero, si desde el punto de vista climatológico la primavera es una locura continua, en la ciudad donde yo me muevo durante muchos años esta estación del año pone a flor de piel todos los sentidos. Y cuando hablo de sentidos me refiero a emociones. Tampoco sé si estos sentimientos nos diferencian unos de otros, o incluso de otras especies, pero sí les puedo asegurar que aquí, en Sevilla, la magia es un hecho.

Aquí, la mayoría celebramos el Sábado Santo, con la brisa del azahar envuelto del incienso que estos días cubre las calles de la ciudad, acompañando a los misterios y palios de Semana Santa. Hemos podido comprobar un año más, después de la pandemia de Covid, las ganas que el sevillano tenía de volver a representar, sobre las calles de la ciudad, la Pasión y Muerte de Jesucristo. La cultura de un pueblo va más allá, los sevillanos, y también, me refiero a las sevillanas, para los más modernos, prepararán esta semana con mimo y cariño, las Hermandades Sacramentales y de Gloria de la ciudad, son un porcentaje ingente de la población que realiza durante todo el año alrededor de sus imágenes un proceso antropológico digno de estudio.

Desde la Fe hasta un sentimiento de padres a hijos, las Hermandades se renuevan y actúan una vez al año una estación penitencial a la Santa Iglesia Catedral, pero, además, viven y conviven durante todo el año para realizar una serie de tareas tendentes a avivar los sentimientos católicos a las imágenes de cada Hermandad.
Para el visitante, es difícilmente entendible lo que ocurre aquí durante una semana, cuando ven verdaderas obras de arte desfilar una tras otra por las calles de Sevilla, al son de la música, o de las lágrimas de los que viven y sienten una tradición, que lejos de hacer daño a nadie, promueve el turismo de un pueblo que dobla su densidad de habitantes durante una semana.
Me gusta Sevilla en primavera, pasear por sus calles, y sus jardines me embriagan con la flor del naranjo. El azahar y su aroma, el incienso de cada hermandad, distinto, se va quemando a golpe de chicotá. Una primavera en Sevilla, con aroma, banda sonora, disfruto de una gastronomía exquisita que pasa de los garbanzos con bacalao a las torrijas de miel, me embriaga el tacto de la cera, de los cirios que encienden una ciudad en su semana grande, y mis ojos disfrutan de imágenes que me emocionan, y me llenan de Esperanza y de arte.
Pero lo mejor de todo, no es lo que les he contado, aquello que hemos vivido, no, lo mejor es lo que nos queda por vivir de la primavera, donde otras emociones harán que Sevilla se vista de color y de alegría a orillas de Guadalquivir, pero eso será otra historia, que la semana que viene les contaré, todavía, el sevillano, solo piensa en el Domingo de Resurrección, mañana será otro día,

Con afecto y respeto, les invito a conocer la Semana de Sevilla, aunque sea una vez en su vida, ¡no se la pierdan!

Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com





 

 

  

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