domingo, 24 de octubre de 2021

CEDA EL PASO

 

INTELIGENTE, LISTO Y LISTILLO

 



Ser listo y ser inteligente son dos términos relacionados pero diferentes. Veamos:



Inteligente es, por definición, el que tiene un coeficiente intelectual alto. El coeficiente intelectual o CI es un recurso utilizado para medir la inteligencia. Esta se determina mediante una prueba en la que la mayor parte de la población se sitúa en 100 puntos. Un individuo con una puntuación de 130 o más es considerado muy inteligente o superdotado.


Aquel que es inteligente tiene gran capacidad para entender, pensar y manejar información. Tiene mucha habilidad para resolver problemas de gran dificultad en los que se requiere un alto nivel de lógica. Analiza y desmenuza los retos que se le plantean hasta encontrar la solución perfecta. Tiene visión a largo plazo y hace de lo complejo algo sencillo.


Lo que todo el mundo entiende por ser listo es mostrar rapidez para afrontar situaciones de la vida. Un individuo listo es alguien despierto y astuto. Está atento a lo que sucede a su alrededor, y responde con más velocidad que el resto de la gente. Tiene facilidad para enfrentarse a las situaciones cotidianas de la vida, le resulta más fácil que a los demás.


La diferencia entre ser listo o inteligente se aprecia sobre todo en la consecución de objetivos. Mientras que los sujetos inteligentes analizan y segmentan la información para llegar al resultado correcto, los listos son más decididos y muy eficaces a la hora de realizar cualquier actividad. Pero hay que tener en cuenta que la persona lista no tendrá las mismas aptitudes que la inteligente para resolver cuestiones de mayor dificultad, que solo podrán ser resueltas por individuos con un elevado coeficiente intelectual.



Listillo, al que también podríamos llamar oportunista, es el que no tiene un CI muy alto y, mucho menos, un nivel intelectual y cultural elevado. Eso explica que, a veces, vemos a individuos que no saben hacer la "O" con un canuto gozando de un alto poder adquisitivo. La explicación es simple: el listillo concentra sus esfuerzos en un solo motivo conductor, ya sea ganar dinero, tener una pareja prestigiosa o explotar sus encantos físicos. Lo malo es que siempre busca la compañía y la influencia de personas que le puedan procurar beneficios. Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.


Como es perfectamente consciente de sus limitaciones intelectuales, evita a toda costa a los inteligentes. Busca la compañía de gente vulgar y sin valores, con la que puede compartir su pobre universo moral y espiritual. Lo suyo no es inteligencia, aunque presuma de ella, e incluso, si se tercia, suelta una perorata de “sabiduría”, pero no deja de ser una basurilla humana dedicada al mercado más básico, al éxito inmediato, a la más rutilante vanidad.



Ser inteligente, listo ―si las dos cosas al mismo tiempo, miel sobre hojuelas―, normal ―más del 80% de la población―, e incluso torpe, constituyen rasgos respetables de la capacidad humana, pero, por favor, no pequen de listillos.

Con mis mejores deseos saludos cordiales.

Fernando Monge

24/octubre/2021

fmongef@gmail.com

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