sábado, 12 de diciembre de 2020

LA ROTONDA

 

CON TODOS MIS RESPETOS






Estamos en los últimos estertores de este maldito e insufrible año 2020. No quiero todavía hacer balance, quedan algunos días todavía, pero estoy convencido que alguno de ustedes estará deseando de dar carpetazo a un año, uno de los años que hasta ahora no tiene parangón en lo que llevamos del siglo XXI. 

Muchos de ustedes, como yo, hemos vivido experiencias de todo tipo, en sociedades que han evolucionado o, hay quien piensa que han involucionado por distintos motivos: 

Es verdad que en el aspecto tecnológico hemos ido avanzado indudablemente. Todo aquello con aspecto material ha avanzado: desde la telefonía, a los soportes informáticos, los diseños de todo tipo, muebles, casas, coches motos... 

Incluso hemos pasado de la comida tradicional, una comida minimalista, pero con mucho trabajo e investigación detrás. 

Podíamos pasar de un breve artículo a un volumen de todo aquello que hemos llegado a ver evolucionar, la medicina, el deporte, la ingeniería, el arte en todas sus modalidades. 

¿Y qué me dicen en el mundo de la Seguridad Vial? 

Los mayores inventos que llevan nuestros vehículos para que nuestra seguridad sea mayor, desde el cinturón de seguridad, a los airbags, hasta los frenos ABS, y un sinfín de dispositivos que hacen que nuestra seguridad sea mayor en la conducción. 

Pero con TODOS MIS RESPETOS

¿Creen ustedes que el ser humano ha ido evolucionando con los años? 

Tengo la impresión de que no. Incluso me atrevería decir que hemos dado muchos pasos atrás. 

En el aspecto de valores, creo que no hemos dado pasos adelante. Solo tenemos que darnos una vuelta, como peatón, conductor, o sencillamente como observador, y nos daremos cuenta de lo difícil que es la convivencia. Debido fundamentalmente al escaso mimetismo que al contrario de las plantas y otros animales realizan para ponerse en lugar del otro. Y, sobre todo, para respetar la libertad de los demás cuando invadimos sus derechos sociales. Hoy somos más los que anteponemos cualquier rol social a nuestro propio trabajo y dignidad como personas. Nos gusta escalar sin tener en cuenta cuantos dejamos en el camino. 

El ser humano ha dejado de alimentar valores que dinamicen el orden y la convivencia, utilizando términos como mentira, falta de respeto, hacer caso omiso a las normas que todos nos hemos propuesto cumplir. 

Ahí tienen, los delitos que se cometen a diario, los juzgados están colapsados y cada vez es más difícil salir a la calle sin que uno de nosotros pueda observar que siempre hay alguien que “pasa absolutamente todo”. 

El paralelismo que hago cada semana entre conductores peatones y la vida cotidiana es muy semejante en cuanto al comportamiento se refiere. 

El semáforo me lo paso en rojo, porque quiero. No me pongo el cinturón porque me incomoda. Conduzco habitualmente por el carril de la izquierda. Paso de peatones, ¿eso, qué es? Yo sigo cruzando por el mismo sitio. 

Con todos mis respetos: 

Antes, los conductores éramos más cívicos, es una percepción mía. 

Es como si comparamos un cantante de RAP con Frank Sinatra. Es verdad que yo no cambiaría la música que sonaba en los 60, 70 u 80 a la que escuchamos a día de hoy. 

Para nosotros la música urbana era que la nos dejaba Juan Manuel Serrat, cuando hablaba de todo cuanto vivíamos entonces, además, nos acercaba a nuestros poetas, etc. 

Y si queremos hacer un ejercicio de cruzar nuestras fronteras, tampoco me importa: 

Gilbert O'Sullivan, Bod Dylan, Grover Washington, Jr, entre otros, pero, además, sin ir muy lejos, Camarón de la Isla, Antonio Mairena, Manolo Caracol, Naranjito, Pepe Aznalcóllar, CON TODOS MIS RESPETOS. ¿De que estamos hablando? De Kase.O, Foyone, Ayax y Prok, Arkano, Nach, estos últimos son famosos raperos. 

Para gustos los colores. 

Pero yo me quedo con los políticos de la transición, con los grupos y cantantes de antes, con el respeto, la educación y los valores de aquella época. 

Pero, entiéndanme, es solo una opinión. Pero respeto todas las demás, siempre que no contravengan las más elementales normas de orden, para que dos o más personas puedan hablar y entenderse sin violencia. 

Por lo demás, no sé si “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero a mí me gustaba más mi época, dónde los amigos eran familia, dónde compartir era un éxito y una alegría, y dónde los éxitos de los que te rodeaban eran una fiesta. Sí, una época dónde tenías que buscar una cabina de teléfono para llamar a casa, diciendo que te ibas a retrasar un poco. Hoy llevamos la cabina en el bolsillo y nos da igual lo que puedan sufrir los que están esperándote. Una época donde se premiaba el esfuerzo, y no hoy, que se premian otras dotes, la falta de lucha. 

Claro que en nuestro tiempo no todo era bueno, pero que poco hemos aprendido para corregir errores, tengo la impresión que lo que hemos hecho ha sido sumar nuevos errores para encontrarnos donde nos encontramos ahora, y si, además, la naturaleza nos castiga con un virus mortal, ahí vemos el reflejo de una sociedad que es capaz de no ponerse mascarilla, aunque le cueste la vida a uno de los tuyos o a ti mismo. 

Con afecto y respeto, 



Pepe Bejarano

todomotorsevilla@gmail.com

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