UN SIGLO ROMPIENDO CON LO
ESTABLECIDO: MAZDA 1920-2020
• Una historia de coches deportivos de líneas elegantes, siempre
fieles al estilo único de la marca.
A
lo largo de las décadas, el cupé ha sido el formato preferido para diseñar
coches atractivos y visionarios. Los fabricantes de este tipo de vehículos, que
tradicionalmente tienen solo dos puertas y son más cortos y más deportivos que
los modelos equivalentes de cuatro puertas, tienden a prestar una especial
atención al estilo y a las cosas que contribuyen a las prestaciones, como la
rigidez, la aerodinámica y la reducción del peso. Curiosamente, todas ellas son
elementos centrales de la filosofía de producto de Mazda.
De hecho, la marca japonesa ha
sido desde el principio toda una referencia en el desarrollo de este tipo de vehículos.
Su primer turismo fue un cupé. El Mazda R360 era práctico y asequible, tenía
dos puertas, medía 2,96 metros de longitud, era elegante y, como también era el
más ligero en su clase, resultaba muy divertido de conducir. Esta combinación
ganadora lo catapultó al éxito. En 1960, el año de su lanzamiento, acaparó el
65% del floreciente segmento japonés de minicoches (“kei”) y el 15% del total
de ventas de automóviles en Japón. El Mazda Carol P360 cupé, con una distancia
entre ejes más larga y motor de cuatro cilindros, se unió a la gama en 1962 y
cosechó un éxito comparable.
La era del cupé rotativo
El primer performance car de
Mazda también fue un cupé. El Mazda Cosmo Sport / 110S se presentó en el Salón
del Automóvil de Tokio de 1964 y aterrizó en los concesionarios en 1967, con la
aureola de ser el primer modelo de producción en serie del mundo equipado con
un motor de dos rotores. También fue el segundo modelo disponible
comercialmente que montaba un motor rotativo. Tenía un diseño inspirado en la
carrera espacial, al que contribuía la sonoridad de su motor, que recordaba a
una turbina, y fue el pionero de la ilustre saga de cupés con motor rotativo de
Mazda. Cualquier cosa menos convencional. El Cosmo Sport sirvió igualmente para
iniciar la trayectoria estelar de la marca en el mundo de la competición.
Los primeros grandes éxitos
internacionales de ventas de Mazda vendrían con las sagas de modelos
Familia/R100 y Capella/616/RX-2 (los antecesores del Mazda3 y del Mazda6,
respectivamente), a los que se sumó después el Grand Familia/818/RX-3. Con
ellos, Mazda llevó a todo el mundo sus motores rotativos a partir de 1968. Su
diseño de corte italiano encandiló al público y elevó rápidamente las ventas de
unidades fuera de Japón hasta las seis cifras.
Todavía más imponente fue el
cupé Mazda Luce R130, introducido en 1969. Con diseño de Bertone a cargo de
Giorgetto Giugiaro (quien ya había dado forma al primer Familia), se trata del
único modelo rotativo con tracción delantera de Mazda y, hoy día, es una
codiciada pieza de coleccionista. El Luce R130 se situaba un peldaño por encima
del RX-2 y el RX-3, y en 1972 dejó paso al Mazda RX-4. Este modelo de cupé
lujoso y deportivo, con capota rígida, se encontraba disponible con un motor
rotativo “AP” (anticontaminación) con mejoras en los consumos y las emisiones.
Ese mismo motor se montó también en el RX-3 y en el Mazda Cosmo/RX-5 que se
lanzó en 1975 en formato de cupé con techo targa. Las prestaciones de los cupés
rotativos RX, con potencias entre 110 y 135 CV y pesos en orden de marcha del
orden de 900-1100 kg, eran muy respetables para la época.
Deportivos únicos
El fabricante de Hiroshima
mantuvo la receta para escalar un nuevo peldaño con el Mazda RX-7 en 1978. El
diseño en forma de cuña de este modelo llamaba la atención por la forma
envolvente de su luna trasera. Era el primer deportivo de Mazda dirigido de
verdad al mercado de masas. Bajo el capó, montaba un motor rotativo totalmente
rediseñado. Tenía además una estructura ligera, con una distribución del peso
casi perfecta. Conducirlo era una experiencia excepcional. El RX-7 se convirtió
en una leyenda dentro y fuera de los circuitos de carreras. A lo largo de tres
generaciones de modelos evolucionó hacia un supercupé de altas prestaciones con
turbocompresor secuencial doble al mismo nivel que los mejores del mundo de la
competición. El RX-7 ha pasado a la historia como el automóvil con motor
rotativo más vendido, con 811.000 unidades producidas.
Menos conocido es el Eunos
Cosmo, un cupé deportivo de lujo que se fabricó entre 1990 y 1995 solo para el
mercado japonés. Fue el único modelo de producción en serie con motor de tres
rotores. Es más, su motor “20B-REW”, con turbocompresor doble y 300 CV es la
unidad rotativa de producción de mayor cilindrada que se ha construido.
Este Cosmo trajo consigo
numerosas tecnologías de vanguardia; por ejemplo, el primer sistema de
navegación GPS integrado y una pantalla táctil. Otro modelo exclusivamente para
Japón, extraordinario a su manera, fue el Autozam AZ-1. Se trataba de un cupé
kei de tan solo 720 kg, con el motor en posición trasera, desarrollado bajo la
dirección de Toshihiko Hira, el director del programa del MX-5. Tenía puertas
de apertura en forma de alas de gaviota y se revolucionaba hasta 9000 rpm, en
un segmento dominado por utilitarios que eran poco más que “cajas con ruedas”.
Era Mazda en su salsa, siempre
en busca de nuevas formas de hacer que sus cupés fueran especiales. Otro
ejemplo de ello es el Mazda 929 cupé (1982-86), que llevaba en el pilar B una
ventanilla que podía bajarse de forma independiente. Por su parte, el flamante
Mazda MX-6 (1987-97), contaba con una dirección a las cuatro ruedas opcional. Y
el compacto Mazda MX-3 (1992-98) se comercializó con un motor K8 de 1,8 litros,
el V6 de producción en serie más pequeño del mundo.
Cupés intersegmento
visionarios
En aquellos años, Mazda ya
hacía incursiones en los diseños crossover, que muchos consideran un fenómeno
eminentemente del siglo XXI. El Mazda 323F (1989-98) era un cinco plazas apto
para familias que surgió a partir de un cupé deportivo con forma de cuña y
faros escamoteables. El Mazda Xedos 6 (1992-99) estaba a medio camino entre un
cupé de lujo y una berlina media. ¿Y qué podemos decir del Mazda RX-8
(2003-12)? Era un “cupé quad” con dos filas de asientos y puertas freestyle que
volvió a demostrar la sofisticación que Mazda era capaz de desplegar para
refrescar el diseño de los cupés.
Todavía hoy, Mazda sigue
rompiendo las convenciones del diseño con modelos como el Mazda MX-5 RF
(“Retractable Fastback”). Al igual que la generación anterior del cupé
deportivo MX-5, el exclusivo techo rígido eléctrico del RF proporciona al
roadster más popular del mundo todo el confort de un habitáculo cerrado. En los
próximos meses, la marca lanzará el Mazda MX-30 , un vehículo eléctrico que
combina todo el carácter práctico de un SUV con las maneras deportivas de un
cupé, incluidas unas puertas traseras freestyle. Siguiendo la más pura
tradición de Mazda, el MX-30 ya ha recibido un premio de diseño Red Dot.
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