NI VIVEN NI DEJAN VIVIR
La importancia de ser
responsables en sociedad. Hay mucho individuo que vive el día a día en su
propio planeta. ¡Sí! No quiere saber nada de nadie, nada le afecta, y lo único
que le preocupa son sus actos y, poco o nada,
sus consecuencias.
Las normas societarias están
prescritas para llevarlas a cabo, son algo que están ahí por algo, para
hacernos la vida más fácil a todos.
Cuando usted se sube en un bus
y lee que no puede hablar con el conductor, ¿por
qué insiste y se pone junto a él, y no deja de darle conversación? Será porque el conductor debería estar atento a la conducción.
Si llega usted a una oficina y
se encuentra un letrero que reseña: “Llame antes de entrar”, ¿cuántos empujan y entran sin
llamar?
Hay conductores particulares
que llevan un cartelito en su coche: “No fumar”,
y lo primero que hace el amigo cuando entra en
el vehículo es encender un cigarro.
Seguro que se habrá encontrado
más de una vez en una pared este aviso: “Prohibido fijar carteles”, y contempla
como toda la pared está repleta de carteles.
Desde que nos levantamos cada
mañana, cada uno de nosotros nos autoimponemos todas aquellas actitudes que
puedan molestar a los demás. Sabemos que las puertas y ventanas deben estar
cerradas, pues bien, si nos encontramos la puerta de entrada de nuestro
edificio abierta, no somos capaces de cerrarla, ni
aunque nos lo indique un cartel.
Algo tan claro como no tirar
papeles al suelo es algo que habitualmente, con
carteles o sin ellos, siempre hay un personaje desinhibido que tira al suelo todo
lo que tiene a mano: un cigarrillo, el papel de
un caramelo. Le da exactamente igual.
Hasta ahora, les estoy
poniendo ejemplos que podemos comprobar una y otra vez sin ninguna dificultad.
Ahora imagínense, por un momento, la cantidad de tropelías que se comenten
en la vía pública:
Peatones que cruzan por
lugares indebidos, conductores que estacionan no solo donde
no deben sino además en lugares que están reservados para personas de movilidad
reducida. El estacionamiento en boca de incendios, vado permanente, o en
lugares donde están obstaculizado el paso de otros vehículos. Están a la orden
del día. No se trata que como conductor tengas que conocer las señales que te
prohíben una acción determinada, es que hay prohibiciones que dejan retratados especialmente a estos seres deshumanizados.
Por eso, es normal que nos encontremos
a esta fauna especial que deambula por las calles cada día, y les importa un
pimiento cumplir las normas básicas de convivencias que nos afectan a todos.
Sí algún día tiene tiempo,
haga este ejercicio de observación, se pondrá las manos en la cabeza, desde un
familiar suyo, amigo o vecino, hasta un niño, adolescente adulto o personas
mayores, todos formamos parte de este grupo
social que NI VIVE NI DEJA VIVIR, pero además hacen o dejan de hacer con toda
naturalidad. Su famosas frase son: “no me he dado cuenta”, “andaba despistado
pensando en otra cosa”, “solo han sido cinco minutos”, etc.
Lo dicho, es moneda de uso
común encontrarse cada día con individuos que hacen que nuestra convivencia sea
más difícil cada día.
Entre sanciones y
observaciones directas, hagamos que se den cuentan de que todos vivimos en el
mismo espacio si usted y ellos son muy
diferentes del resto. Y perdóneme si usted se siente aludido, me doy por
satisfecho si este artículo ha conseguido que uno de estos “despistados” vuelva
a casa. La educación y el respeto por los demás hacen más fácil nuestra vida
cada día en nuestra sociedad.
Con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com
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