Dionisio González, Director
Unión Internacional de Transporte Público, establece la planificación urbana,
reforzar el transporte público, facilitar la transición energética y asegurar
el acceso y uso de fuentes de energía limpia como factores críticos para los
Planes de Clima de los países que han participado en la COP 25
Con ocasión de la COP 25 en
España, en estos días se ha escuhado que es “Tiempo de Actuar”. Y no sólo de
revisar los avances desde París o Katowice, sino incluso de incrementar la
ambición global, en la lucha contra el cambio climático.
El sector del transporte
público lo tiene claro desde hace mucho tiempo y está dispuesto a seguir
liderando la necesaria descarbonización hacia 2050. Esto es posible si hay
capacidad de definir, a nivel global, pero contando con las ciudades; actores
clave, una hoja de ruta consistente, planificada y con la gobernanza y recursos
necesarios.
En línea con lo que propone la
Unión Internacional de Transporte Público en su campaña ONEPLANet
(http://oneplanet.uitp.org), según Dionisio González, Director Unión
Internacional de Transporte Público, es preciso que la movilidad urbana
sostenible, basada en el transporte público como columna vertebral, sea
protagonista de los Planes de Clima de los 196 países que participan en la COP
25. Los resultados de los que ya lo han hecho están ahí, son objetivos e
incontestables, desde el punto de vista medioambiental, pero también económico
y social.
Para ello, es crítico:
- Priorizar el diseño de
calles, centrado en las personas, para mejorar la calidad del aire, mediante
una adecuada planificación urbana. Caminar y desplazarse en bicicleta deben ser
las primeras opciones de movilidad en una ciudad, basadas en un sistema de
transporte público integrado. Los modos activos no solo son buenos para la
salud pública, sino que, además, no generan emisiones.
- Reforzar el papel del
transporte público como columna vertebral de todos los servicios de movilidad,
combinado con modos compartidos y a la demanda. Esta redefinición del
transporte público es necesaria para proporcionar viajes puerta a puerta, que
reduzcan la necesidad de utilizar el coche.
- Garantizar incentivos
financieros y un marco regulador adecuado, para facilitar la transición
energética. Los gobiernos deben proporcionar esquemas de incentivos al sector
de la movilidad urbana, para que pueda invertir en vehículos y tecnologías
limpias, que reduzcan las emisiones.
- Asegurar el acceso y uso de
fuentes de energía limpia, a fin de reducir, aún más, la huella de carbono. El
transporte público es ya un sector de bajas emisiones que, sin embargo,
continúa innovando para reducir su huella de carbono.
En definitiva, se trata, como
decía Gonzalo Muñoz, High-Level Champion de la COP 25, durante las sesiones
temáticas de transporte hace unos días en Madrid, de dejar de mover aire, es
decir, cambiar el enfoque de vehículos y tecnologías a personas y ciudades.
"Las señales de esperanza
se multiplican. La opinión pública está despertando en todas las partes del
mundo. Los jóvenes, nuestro futuro, muestran un notable entusiasmo y una
movilización sin precedentes. Pero necesitamos voluntad y liderazgo
político".
En 2015, sólo el 36% de los
países incluían proyectos y medidas de transporte público en sus Contribuciones
Determinadas a nivel Nacional (NDCs). En los nuevos objetivos que cada país
fijará en 2020, todos los Gobiernos deben incluir inversiones en
infraestructuras y servicios de transporte público, como pilares de su
estrategia de salud y cambio climático.
Dionisio González, Director de
Unión Internacional de Transporte Público afirma: "El sector del
transporte público está comprometido a liderar la acción climática global. Con
el apoyo adecuado, se puede lograr eliminar las emisiones netas de gases de
efecto invernadero para 2050 de manera rentable. ¡Cuenten con nosotros!
¡Tenemos un Planeta y tenemos un Plan!"
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