EL OLIMPO SOBRE RUEDAS
Grecia, un
rincón en el mundo donde la fuente del saber emanó un chorro de conocimiento que
ha desarrollado al ser humano a través de la historia.
No se
olviden de este nombre, Una EOLÍPILA, es una máquina constituida por una cámara
de aire (generalmente una esfera o un cilindro), con tubos curvos por donde es
expulsado el vapor. La fuerza resultante por esta expulsión hace que el
mecanismo comience a girar, según la ley de acción-reacción. Normalmente, el
agua es calentada en otra cámara, y unida a la anterior mediante tubos por
donde pasa el vapor, aunque también puede ser calentada en la misma cámara
desde donde se expulsa el vapor.
La eolípila
fue inventada en el siglo I por el ingeniero griego Herón de Alejandría. Está
considerada como la primera máquina térmica de la historia. Durante mucho
tiempo no fue científicamente estudiada, sirviendo solo de juguete o
entretenimiento
Efectivamente,
según explica Jason Torchinsky en el blog jalopnik.com, en el año 60 d.C., los
griegos ya tenían la tecnología suficiente como para construir un automóvil, no
en el sentido estricto del coche actual, pero sí en cuanto a la mecánica.
Tal y como
explica el autor del post, en la época, los griegos ya tenían conocimientos
matemáticos suficientes como para convertir la velocidad de rotación en algo
útil, y Herón había utilizado en varias de sus máquinas sistemas de engranajes
y relaciones de transmisión. Según Torchinsky, si Herón hubiera utilizado un
sistema de correas y poleas lo suficientemente grande como para aguantar el
peso de una estructura grande, la energía de la esfera giratoria montada sobre
un conjunto de poleas en un eje central se habría traducido en una velocidad de
rotación de la esfera capaz de mover un motor de manera similar a la de un
coche.
Si los
griegos habían sido capaces de construir carros a partir de una combinación de
bronce y madera, solo faltaría un poco de hierro para los ejes y otros
elementos resistentes y la estructura del vehículo estaría lista. “La
carrocería se limitaría a un frontal como el de una chimenea que funcionaría
como escudo en el centro, y que serviría para separar al conductor del fuego,
la máquina de vapor quedaría funcionando justo detrás”.
Este escudo
tiene un agujero de acceso por el que se podría ir alimentando el fuego que
genera el vapor (y por tanto el movimiento) como si fuera combustible. Al
hipotético coche griego pensado por Torchinsky solo le faltaría las ruedas,
cinco en total, dos grandes traseras (para soportar el peso de la máquina de
vapor) y tres pequeñas delanteras, que ayudaran a soportar el peso total del
vehículo y le dotaran de mayor estabilidad.
Pese a sus limitaciones físicas, el autor del
post concluye que, de haber sido de interés, una cultura capaz de construir el
Acrópolis no habría tenido muchos problemas en crear el primer coche de la
historia, más o menos eficaz, a partir del invento de Herón.
El arte en
general, se deja ver en cualquiera de los rincones de este paraíso europeo como
es GRECIA, un lugar donde, la escultura de Mirón, la literatura de Esquilo,
Sófocles y Eurípides, o los grandes filósofos, como Platón, Aristóteles o
Sócrates.
Según el
filósofo griego PLATÓN, y una de sus obras, TEORÍA DE LAS IDEAS:
Cada Idea
es única e inmutable, mientras que, las cosas del mundo sensible son múltiples
y cambiantes.
No me cabe,
por lo tanto, la menor duda, que si la creación del coche ha podido tener lugar
en algún lugar del globo, GRECIA podría haber sido el sitio idóneo.
Ahora desde
la atalaya del tiempo, si el griego Herón levantara la cabeza estaría muy
orgulloso de haber puesto la primera piedra de uno de los sectores más importantes
de nuestra sociedad actual.
Con afecto
y respeto,
Pepe
Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com
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