Foto Citroën |
Citroën, dentro de su ofensiva
SUV, ha decidido con el C4 Cactus, que nació más crossover que turismo, hacer
una transformación a la inversa y dotarle de una imagen más de berlina que de
todocamino.
A pesar de que lo que
actualmente más demanda la gente es un SUV, la marca gala del doble chrevon ha
procedido a una actualización del C4 Cactus en la que no ha apostado por esa
apariencia.
Al contrario, podemos decir
que ha dulcificado su diseño y le ha modificado los rasgos que le emparentaban
con los todocaminos, como una carrocería más alta o unos pasos de rueda más
marcados.
El resultado es que no ha
recibido el “apellido Aircross”, que sí lleva la versión campera del C3 y el
nuevo C5.
Habrá a quien le guste esta
decisión y a quien no, pero para gustos… colores.
Y ya que hablamos de ellos, lo
primero que llama la atención es que los Airbump (los remates de plástico
situados a mitad de puerta en el modelo de 2014 para salvar la pintura de
golpes y arañazos) se han reducido a una línea en la parte baja del vehículo,
lo que casi hace que se les confunda con una talonera.
Lo bueno es que además de en
negro o gris puede tener remates en color (rojos o blancos) que también se
repiten en los marcos de los antinieblas, lo que le da un toque informal y
juvenil al coche que le sienta muy bien.
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