martes, 2 de enero de 2018

EL COCHE AUTÓNOMO, MÁS CERCA DE DEJAR EL LABORATORIO



  Los vehículos autónomos se encuentran cada vez más cerca de perforar la delgada línea que separa el proyecto de la realidad. Como ocurre en muchas ocasiones, la tecnología avanza a mayor velocidad que la tinta del Boletín Oficial del Estado y los debates en torno a sobre quién recae la responsabilidad en caso de accidente no hacen sino retrasar la fecha en la que este tipo de vehículos podrán circular con total normalidad por las carreteras españolas.


El Congreso de los Diputados ha sido el último parlamento en abordar estas cuestiones, con la perspectiva de que se despejen las barreras legales que ahora impiden que se vean los primeros coches autónomos en la red viaria española. Aunque España llega más tarde que otros países a esta fase de la discusión pública, la capacidad que tiene un particular de pilotar libremente un vehículo completamente autónomo es, de momento, la misma que en el resto del mundo: ninguna.
 Hasta ahora solo está permitida en España la circulación de los vehículos con niveles 1 y 2 de autonomía, que incluyen mejoras que van desde el sistema de fijación de velocidad de crucero hasta otros como el de frenado de emergencia o el de mantener la distancia de seguridad con el coche que va delante.
La situación legislativa en los principales países del mundo es la siguiente:
 Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses son las que más pasos han dado de cara a lograr que la llegada del coche autónomo a las carreteras sea una realidad. El Senado de este país dio hace unas semanas el primer paso para que los vehículos autónomos puedan comenzar a circular por sus carreteras. Tras aprobar la ley que servirá de marco para los 50 estados que conforman el país, los fabricantes de automóviles esperan el momento en que la medida entre en vigor y que permitiría a cada fabricante vender un máximo de 15.000 coches autónomos en suelo americano durante el primer año. El tope se iría elevando hasta las 80.000 unidades el tercer año y en el cuarto se eliminaría definitivamente ese límite a la venta.
 El Estado de California pretende dar una vuelta de tuerca a esta medida tras aprobar que los vehículos autónomos puedan circular junto al resto de automóviles en sus autopistas a partir de, en principio, mediados del próximo año.
 Francia. Aunque un particular tampoco tiene posibilidad de pilotar un vehículo autónomo en territorio francés, salvo que se trate de pruebas en las carreteras estatales, la capital gala alberga una de las iniciativas pioneras en el desarrollo del vehículo autónomo. Se trata de un minibús eléctrico de 12 plazas que conecta las estaciones de tren de Gare d'Austerlitz y Gare de Lyon, aunque, eso sí, lo hace a su ritmo: solo 25 kilómetros por hora por razones de seguridad.
 Alemania. El Ejecutivo que lidera la canciller Angela Merkel se encuentra ya en una fase avanzada en el debate sobre el coche autónomo. El Gobierno germano aprobó a comienzos de este año una ley que permite probar vehículos autónomos en las carreteras del país, aunque con matices. El primero es que debe contar con un conductor en su interior y que, aunque lleve las manos apartadas del volante, debe estar preparado en todo momento para intervenir en caso de emergencia.
 El otro, que la actividad del vehículo queda registrada en una suerte de caja negra, que aportará la información necesaria para establecer de quién es la responsabilidad en caso de accidente. Si las autoridades consideran que el conductor no hizo lo suficiente para evitar el siniestro, será declarado culpable por no haber intervenido y, si la colisión se produce por un fallo mecánico, la culpa recaería sobre el fabricante.
 Reino Unido. Las carreteras públicas de las islas británicas son territorio libre para que los impulsores de este tipo de vehículos realicen allí sus pruebas. Además, en el debate público ya se abordan aspectos como la compensación a las víctimas de atropellos. Como norma general, la indemnización corre a cargo del fabricante de los automóviles excepto si se demuestra que ha habido algún tipo de modificación en el software original, en cuyo caso la responsabilidad recaería sobre el titular del vehículo.

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