¿Somos agresivos al volante o lo llevamos de serie?
Con que facilidad
nos llevamos nuestros problemas al volante. Es entendible, que cuando salimos
de casa o del trabajo y nos ponemos al volante con un problema, es fácil
deducir que hemos trasladado el problema al interior del vehículo.
Algunos llevamos el
problema de serie, y tiene que ver con nuestra propia ética, conducta o
educación.
Al igual, que nos
conducimos habitualmente en el ambiente que nos rodea, ya sea en la familia o
en el ámbito laboral, y somos de carácter difícil, cuando vamos en un vehículo,
nuestro comportamiento agresivo se multiplica, es como si nos hubiéramos
introducido en un amplificador de nuestro carácter, y todo aquello que nos
rodea fuera nuestro enemigo, y nuestra misión es sin duda, atacar, verbalmente
y otras veces, (las menos), incluso buscar un enfrentamiento físico con los
otros conductores.
También, nos
encontramos con aquellas personas que tienen un carácter tranquilo en su vida
normal, y cuando se ponen al volante de un vehículo se transforman
temporalmente, si apenas notar la agresividad que representan.
Es curioso, pero el disfrute de la prioridad
es el elemento que, mezclado con la prisa, puede producir actitudes muy
violentas. Alrededor del 30% de los conductores es más agresivo cuando ve
peligrar su prioridad, sea la general o la indicada por alguna señal.
Respecto a la
congestión del tráfico, las actitudes más violentas se suelen ver en el ámbito
urbano, en zonas localizadas y a las típicas horas punta, cuando se producen
atascos interminables. En el 18% de los casos el tráfico tupido y los atascos
producen actitudes violentas. El conductor tipo que cae dentro de estos comportamientos resulta
ser un varón relativamente joven y fácilmente irritable que aprovecha la
situación de cierto anonimato para dar salida a su frustración al volante. Sin
embargo, cabe resaltar que existen factores sociales, culturales y de educación
que influyen en gran medida en la aparición de estas conductas negativas. Desde
elementos más incontrolables como el egocentrismo, la intolerancia o la falta
de respeto (englobable dentro del factor de personalidad) hasta la educación
recibida, pasando por los modelos sociales que se transmiten en los medios de
comunicación.
Dicen las
estadísticas que el 90% de los accidentes tienen su raíz en el estrés, los
estados de ánimos o las conductas agresivas de algunos conductores.
CONCLUSIÓN:
Problema éste de
difícil solución, ya que la mayoría de la veces el comportamiento del individuo
viene acompañado de una estructura educacional forjada a lo largo de su vida.
Y tengo la
impresión que en el interior de un coche se piensa poco, se relaja uno menos, y
dejamos salir nuestros más bajos instintos sobre todo, cuando creemos que
llevamos razón en las maniobras y somos los únicos en impartir justicia
convirtiéndonos en ese momento en juez y parte de las situaciones.
¿Qué se debe hacer
cuando nos encontramos con un sujeto agresivo al volante? !Pues primero de todo
evitar el enfrentamiento! Ni se te ocurra desafiarle o competir con él y evita
el contacto visual. Esta gente buscan el enfrentamiento y cualquier cosa será
excusa para crear un conflicto mayor. Si no lo miras, podrás ignorar sus
ridículos gestos con mayor facilidad y dejarlo con las ganas.
En casos más graves
siempre podrás denunciar una actitud de un conductor que ponga en peligro tú
vida o la de los demás.
Quien evita la
tentación evita el peligro.
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