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La empresa Terrafugia
trabaja en el desarrollo de TF-X, una aeronave que llegará al mercado antes de
12 años. Costará como un vehículo de lujo y ya existe una lista de espera para
tramitar las reservas. Descargue aquí el último número de la revista
Tecnología.
Es un capricho. Se
llama TF-X y lo fabrica la compañía estadounidense Terrafugia. Quien haya visto
Blade Runner o Star Wars ya pueden hacerse una idea de lo que se trata. Sin
duda, el poder de seducción de este prototipo de coche volador supera al de
cualquier Ferrari, Maserati o Rolls- Royce.
El sueño de cualquier
conductor atrapado en una autopista toma forma con un modelo que despliega sus
alas y alza el vuelo como si fuera un helicóptero. Los que estén deseando
adquirirlo deberán contenerse durante ocho o doce años, que es el plazo que sus
responsables estiman que necesitará su desarrollo.
No necesita
controladores aéreos
El prodigio vuela de
puerta a puerta de forma segura, sencilla y conveniente. No importa ni el
tráfico rodado ni el aéreo. En el segundo de los casos, dada la altura por la
que se desplaza, no requiere de permisos de controladores aéreos. Dicen sus
responsables que su pilotaje por los aires es más seguro que conducir un
automóvil convencional. Si la cosa se pone fea, siempre queda la opción de
activar la función de paracaídas de emergencia, para tomar tierra en caso de que
falle el sistema de auto-aterrizaje. Eso se realizaría en el aeropuerto más
cercano, ya que será el propio coche volador el que se desplazará por sus
propios medios hasta un lugar seguro. Eso último ocurriría en el caso de que el
conductor declare la situación de emergencia y las autoridades no permitan un
aterrizaje en alguna zona adecuada.
Los responsables del
vehículo aseguran que basta con un curso de cinco horas de manejo, por tierra y
aire para controlar todas las funciones. A grandes rasgos, funciona como si lo
hiciera sobre el suelo, salvo la función de despegue y aterrizaje. Además, el
modo piloto automático dicen que ofrece absolutas garantías cuando se levanta
dos palmos.
Salta a la vista que
no hace falta pasaje para desplazarse por los aires. Gracias a su autonomía de
vuelo de 500 millas -804 kilómetros-, el coche con alas puede realizar
trayectos de corto alcance con absoluta holgura. Tiene capacidad para cuatro
pasajeros y se puede aparcar en la calle, aunque obviamente lo más aconsejable
sería que durmiera en garaje. Dadas sus dimensiones, sirve cualquier plaza de
automóvil estándar.
Funcionamiento del
TF-X
Su funcionamiento
resulta muy intuitivo. Se arranca y circula como cualquier vehículo y puede
despegar verticalmente, igual que un helicóptero, sin más necesidad que un
espacio despejado de obstáculos de 15 metros de radio. Sobre el asfalto, su
rendimiento no ofrece nada destacable. Es un coche más. La cosa cambia cuando
alcanza las nubes. Ni las puertas ni las ventanillas se pueden abrir en las
alturas y todo apunta a que necesitará de un permiso de circulación especial
para evitar colisiones con rascacielos, tendidos eléctricos y otros objetos
voladores, incluidos los drones.
Los responsables de
Terrafugia aún se resisten a desvelar el precio de la criatura, aunque asegura
que será mucho más bajo de lo que el común de los mortales imagina.
"Vendrá a ser más caro que un coche normal", pero eso dependerá hasta
que se aproxime la fecha de su estreno. La ligereza de los materiales y la ausencia
de economías de escala subirán la factura, pero sin alejarse mucho del precio
de los coches de lujo actuales. "A medida que aumente la demanda y se
afinen los nuevos materiales y los procesos de fabricación, seguramente se
rebajará su precio en el futuro", explican en la empresa.
El TF-X será un
vehículo limpio, ya que funcionará como un coche eléctrico. Sus puntos de
recarga de batería serán los mismos que los convencionales de los automóviles
eléctricos.
El aterrizaje se fija
antes de la salida
Los responsables del
vehículo resumen en pocas líneas el funcionamiento del coche volador: antes de
la salida, el conductor-piloto deberá seleccionar una zona de aterrizaje
principal en su punto de destino, así como una zona de aterrizaje de copia de
seguridad. Si estas condiciones no cambian sobre la marcha y tampoco se agravan
las condiciones meteorológicas, el coche alado "calcula la energía
suficiente a bordo para llevar a cabo el aterrizaje en el sitio prefijado.
Pero si las cosas
cambian en el último minuto, el sistema aborta sobre la marcha el plan inicial
y en menos de un minuto elige cualquiera de los dos puntos de aterrizaje
alternativos. "Si alguna de las zonas de aterrizaje seleccionadas se
encuentran en el espacio aéreo restringido temporalmente (TGF), no se le
permitirá la salida hasta que se seleccionen zonas de aterrizaje
adecuadas", indican.
En cualquier caso,
"el conductor de TF-X tendrá la última palabra sobre si una zona de
aterrizaje es un lugar seguro para tomar contacto con la tierra, con la opción
de abortar la maniobra de aterrizaje en cualquier momento". En el supuesto
de que no existan zonas de aterrizaje, el coche acudiría de forma automatizada
al aeropuerto más cercano para aterrizar como si fuera cualquier aeronave, con
los formalismos reglamentarios.
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