jueves, 5 de marzo de 2015

3000 PERSONAS PARTICIPAN EN LA CARRERA DEL TALLER


Un pequeño homenaje de ASETRA a las muje­res que trabajan en talleres

Y, como homenaje a todas las mujeres que trabajan en los talleres, ASE­TRA ha visitado una empresa asociada, Talleres Rodríguez-Izquierdo, que es gestionada por las hermanas Yolanda y Patricia Rodríguez Iz­quierdo, hijas del fundador del taller. En las líneas siguientes hablamos de su experiencia en el sector.




Lazos familiares

Como una buena parte de las mujeres que trabajan en los talleres espa­ñoles, Yolanda y Patricia llegaron al sector por razones familiares. Su pa­dre, profesional de la carrocería de toda la vida, abrió su propio taller en Villalbilla, localidad cercana a Alcalá de Henares, hace 20 años. Las op­ciones laborales que sus hijas, por entonces adolescentes, barajaban no pasaban por la empresa familiar.



Los inicios

La primera que se incorporó fue Yolanda. Su padre la necesitaba en la oficina. Tenía 18 años y no niega que le costó adaptarse. Reconoce que hasta los 25 años siguió sin estar cómoda en el taller. ¿Qué fue lo que cambió su percepción a partir de esa edad? “Hice un curso de peritación en Cesvimap”, nos cuenta. En él descubrió que aquello era lo suyo. De hecho, reconoce que la de perito  es su profesión favorita. Hoy, a los 36 años, es una experta en la valoración de daños. Las compañías de se­guros se lo reconocen con el respeto a sus tasaciones.

Patricia, un año menor que Yolanda,  llegó al taller un poco después. Ve­nía de trabajar en una tienda de moda, con poco sueldo y muchas horas empleadas, incluidos las de fines de semana. Su padre le buscó un hueco lavando coches. Nadie se preocupó de enseñarla a hacer otra cosa. Pe­ro ella no perdía la ocasión de observar cómo trabajaban los pintores. Y, un buen día, comenzó a hacerlo ella… y se dieron cuenta de que lo hacía bien.

Desde entonces, tiene múltiples anécdotas que contar: desde el día en que un cliente la felicitó por su trabajo después de confesarla que había pasado la noche sin dormir al saber que su coche iba a ser pintado por la hija del dueño del taller, hasta su experiencia de mujer embrazada que, hasta los siete meses y medio de gestación, se metía en la cabina para seguir desarrollando su trabajo. De momento, ese niño, que ahora tiene seis años, es firme candidato a liderar la tercera generación de la familia con vinculación al taller. Le encanta acompañar a su madre al taller.

Las circunstancias obligan…

Lo peor de todo este tiempo en el taller llegó hace tres años. El padre de Yolanda y  Patricia, su referente y guía profesional, sufrió un grave infar­to cardiaco. Durante quince días se debatió entre la vida y la muerte en la UCI de un hospital. Y las dos hermanas supieron lo que era la soledad. En las cortas visitas autorizadas por los médicos, la obsesión del enfermo era preguntar a sus hijas si habían encontrado un chapista que le sustitu­yera. Ellas le tranquilizaban diciendo que habían tenido suerte al encon­trar un excelente profesional de inmediato.

Pero no era cierto. Con lágrimas en los ojos, había que seguir trabajan­do desde el primer día para que la empresa no se resintiese, para que los clientes no notasen una ausencia tan grande. Haciendo lo que fuera: con el trabajo de ambas en las áreas de chapa  y pintura (Patricia) o peritando y atendiendo a proveedores y clientes (Yolanda). Lo importan­te era seguir prestando servicios a los clientes con la máxima calidad, co­mo si no hubiera ocurrido nada.

A consecuencia de ello, el padre se jubiló. Y “Talleres Rodríguez Izquier­do” se convirtió en el “taller de las niñas”, como se les conoce en la zo­na. Hoy día, un 60 por ciento de su clientela son mujeres: “Se sienten có­modas cuando llegan a nuestras instalaciones”, indican.

En el taller comparten horas de trabajo con dos compañeros, ambos hombres, un chapista y un pintor. Forman un equipo unido, con una rela­ción estupenda. “Estamos satisfechas porque, a pesar de la crisis, hemos logrado mantener nuestra actividad en un nivel razonable. Trabajamos mucho y mantenemos una estupenda relación con proveedores y clientes. Nuestra filosofía se resume en que “somos legales y leales”. Nos va bien así. Nos enorgullece el reconocimiento y el respeto de Avis y Mutua Ma­drileña, nuestros principales clientes”.

Y para terminar, y en el marco del “Día de la Mujer”, las hermanas Rodrí­guez Izquierdo rinden homenaje a su madre, “la persona que más satisfe­cha y orgullosa está de lo que hemos conseguido”, señalan.

A ellas y a las miles de mujeres que contribuyen hoy con su trabajo a la mejora del sector

!Feliz día!

La Junta Directiva y el equipo de trabajo de ASETRA

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