sábado, 31 de enero de 2015

LA ROTONDA

¿POR QUÉ NOS CABREAMOS TANTO AL VOLANTE?

Es verdad que somos personalidades distintas cuando nos ponemos al volante de un vehículo. Eso nos ha pasado a todos. La agresividad nos domina de una forma que ni nosotros mismos, somos capaces de reconocernos. Los motivos pasan, según eruditos que han realizado estudios sociológicos sobre el tema por varios factores que vamos a referirles:

Nuestra predisposición al mal humor al volante, pasa por, LA PRISA, LA PRIORIDAD Y LA CONGESTIÓN DEL TRÁFICO.
Cuando nos disponemos a conducir, con prisas o sin ellas, enciende todas nuestras alarmas, y hacen que nuestra forma de conducir deje mucho que desear, ya que hacemos caso omiso, a todo tipo de señales y solo nos preocupa llegar a nuestro destino, para acudir a nuestra cita por motivos personales o profesionales. La PRISA, hace que pongamos en peligro a los demás y a nosotros mismos.

En cuanto a la COGESTIÓN DEL TRÁFICO, y vamos notando como el reloj, pasa inexorable, mientras nuestro carril ni se mueve, empezamos a convertir los minutos que van pasando en un tipo de ansiedad que nos va transformando, haciendo que poco a poco perdamos las formas y convirtamos en una guerra, cualquier nimiedad que se produzca en la calzada.

Y otro de los aspectos, que queremos destacar especialmente, y  que nos convierten en Mr. Hyde, es la forma de conducir de los demás y sobre todo, que no se respete nuestra PRIORIDAD.

Empecemos por señalar, que no se respete nuestras incorporaciones, es un caso que aunque no la tengamos todas con nosotros, nos saca de quicio, que estemos pidiendo ¡por favor! que nos dejen incorporarnos a la vía, y difícilmente, hay un conductor educado, que nos facilite la maniobra; otro caso, es que cuando estamos intentando adelantar, en vez de facilitarnos la labor, el conductor al que vamos a adelantar, nos complica la maniobra aumentando la velocidad o realizado, cualquier otra maniobra, que no nos facilite el adelantamiento; el no reducir la velocidad en los cruces, o encontrarse detenidos en un semáforo, y milésimas de segundos después que se haya puesto el disco en rojo, el angelito, que tenemos detrás empieza a avisarnos con la bocina de que pongamos nuestro coche en marcha; o que me dicen, de los que giran, adelantan,  o cambian de carril, sin poner el intermitente
                                                                      ¡Desesperante verdad! 

No sé, si usted se ve reflejado de  estos pocos casos, ¡porque hay muchos más! en los que uno se puede ver agredido al volante, por estos “personajes” que son una fauna especial en el mundo de la conducción, y que la mayoría de las veces son la causas de multitud de accidentes que ocurren a diario. 

Producto de las prisas, de la cogestión de tráfico o de ver como nuestros derechos como conductores se ven condicionados a diarios. Hacen que incluso, escribiendo estas líneas, ve vaya cabreando poco apoco. Así que imagínense como protagonista de una de estas maniobras.

Por lo que de ninguna de las maneras, nos podemos convertir, en conductores antisociales, donde prima la intolerancia y la falta de respeto.

Si alguna vez se encuentra con uno de ellos, siga su camino, tome la matrícula del individuo, ¡por si acaso! y llegue a su casa, puesto de trabajo o a donde se dirija, con toda tranquilidad y seguridad. Será la mejor noticia para usted y los suyos. 
                                                                                   PpBejarano.



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