Tallerator.es,
comparador de presupuestos mecánicos, recuerda algunos malos hábitos, por otra
parte habituales, que deberían evitarse para evitar ingratas e inesperadas
averías. Entre otros, alargar el mantenimiento del vehículo, utilizar repuestos
de peor calidad… Estos son algunos de ellos:
- El
motor se alimenta de combustible para su funcionamiento, pero el aceite es
vital en su lubricación: hay que asegurarse que ambos elementos, combustible y
aceite, son los adecuados, lo que garantizará una marcha correcta marcha en
todo tipo de situaciones.
-
Para no estropear la mecánica hay que preservarla en buen estado, realizando
las revisiones periódicas en el taller previstas por el fabricante en el manual
de servicio. Esto incluye sustituir los componentes que marque el programa de
mantenimiento de la marca a los km y/o tiempo indicados. La actual coyuntura
económica provoca que muchos alarguen estas revisiones sin valorar su
consecuencias.
- Un
mal hábito es no revisar periódicamente el nivel del aceite. Y eso que es clave
para el funcionamiento eficiente del motor. Ojo, llevar el nivel más alto del
máximo puede ocasionar daños a elementos afines, como el turbo o el filtro
antipartículas (FAP) en los vehículos que lo montan. Pero un nivel inferior al
mínimo también daña el propulsor, ocasionando una mala o escasa lubricación del
conjunto, provocando mayores desgastes por fricción y mayor sobrecalentamiento,
llegando incluso a poder gripar la mecánica.
-
Por su parte, un combustible en mal estado o inapropiado puede ocasionar una
mala combustión y que se pare el motor, así como daños en inyectores, bomba
inyectora, bomba de combustible y filtro de combustible. Hay que evitar llevar
por costumbre el depósito siempre en reserva, otro mal hábito.
- Es
sabido que las prisas son malas consejeras. Y de ellas otro mal hábito como, al
instante de arrancar el motor, sobre todo en frío, acelerar con ganas sin dar
tiempo a que el aceite lubrique en el propulsor. Pero también hay que evitar lo
contrario: inmediatamente después de circular en condiciones de exigencia
quitar el contacto de golpe puede ocasionar averías, sobre todo en las
mecánicas sobrealimentados o con turbo, que en esas circunstancias no enfriarán
a tiempo, engrasarán de manera adecuada ni eliminarán carbonillas.
- El
motor necesita una refrigeración constantemente para evitar alcanzar
temperaturas elevadas que pondrían en peligro su integridad, ocasionando
averías importantes. Mala costumbre en esto es rellenar con agua del grifo la
botella del refrigerante/anticongelante, por ejemplo si ha bajado el nivel o
tras una reparación. Es más frecuente de lo que parece con la excusa de la
crisis, hasta en talleres, con el falso afán de ahorrar. Hacer esto ocasiona un
deterioro o un mal funcionamiento de los órganos del sistema de refrigeración:
bomba del agua, termostato... Y es que el agua normal no protege adecuadamente
y carece de aditivos que evitan su congelación.
- Es
frecuente llevar niveles inadecuados, por falta o exceso. Hay que realizar
revisiones visuales periódicas, comprobar los diferentes fluidos del
compartimento motor y rellenar o sustituir por líquidos adecuados, siempre en
su nivel máximo pero sin sobrepasarlo. De igual modo, utilizar el motor de
forma moderada, sobre todo al arrancar y parar.
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