La gama de propulsores de
Volvo se renovará a partir de este otoño. Los motores que reemplazarán a los
actuales pertenecerán a la nueva familia Drive-E que la marca sueca acaba de
anunciar oficialmente. Todos se basarán en un bloque de dos litros y cuatro
cilindros, y tendrán la misión de cumplir el papel tanto de las opciones más
eficientes hasta de los V8 que movían hasta hoy los modelos más potentes.
Para ello se valdrán de
distintos niveles de turboalimentación o incluso de la unión a propulsores
eléctricos. Estos últimos podrán encontrarse tanto delante, gracias al tamaño
compacto del motor, como detrás, con lo que el coche dispondría de tracción a
las cuatro ruedas. La batería iría alojada bajo el centro del vehículo. Irán
unidos bien a una transmisión manual de seis relaciones “mejorada” para obtener
la máxima eficiencia bien a una automática de ocho de nueva factura.
Volvo destaca como una de
las principales novedades la tecnología de inyección i-Art de los Drive-E que
funcionan con Diesel. Esta consiste en que cada inyector posee un pequeño
ordenador en su extremo superior el cual mide la presión en cada cilindro. Así
puede establecer cuál es la cantidad óptima de combustible que puede recibir a
no más de 2500 bares. La regulación individual de la presión en los cilindros
en lugar de usar un sensor para todos permitirá rebajar los consumos y
emisiones, así como el ruido del motor.
En cuanto a los Drive-E de
gasolina, estos ofrecerán un par mayor a bajas revoluciones gracias a la
sobrealimentación y recibirán una serie de mejoras para reducir la fricción
interna. Los S60, V60 y XC60 serán los primeros modelos que estrenen tres de
los motores Drive-E: el D4 de 181 CV, el T5 de 245 y el T6 de 306.
Posteriormente se añadirán más alternativas que cubrirán rangos de potencias
desde los 120 a los 230 CV en el caso de los Diesel y desde los 140 hasta el T6
en el caso de los gasolina.
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