La abundancia de plástico en
la vida cotidiana y la dificultad que éstos presentan para ser degradados
suponen una gran amenaza para el medio ambiente. Pese a todo, hay mucha gente
que aún no está suficientemente concienciada de la importancia del reciclaje
pero, ¿y si por contribuir a su reutilización obtuvieran una compensación
económica?
Ése
es el objetivo que persigue la compañía Rever Spain, que ha desarrollado una
máquina capaz de convertir desechos plásticos en hidrocarburos con una
equivalencia aproximada de un litro por cada kilo, salvo cuando aquéllos se compongan de polietileno de
baja densidad (bandejas de corcho, por ejemplo), en cuyo caso el rendimiento de
la conversión cae hasta el 80%.
El plástico está fabricado artificialmente a
base de petróleo, por lo que mediante un proceso reversible consistente en una
pirólisis (combustión sin oxígeno a entre 400 y 500 grados), Rever es capaz de
romper su cadena molecular hasta convertirlo en un gas que, al enfriarse, torna
en una mezcla de gasolina, diésel y queroseno.
La idea y la tecnología no
son nuevas. La innovación, lo pionero, cuenta Daniel López, de Rever Spain, es
haber logrado que sea eficiente: para cada litro de combustible sólo son
necesario 1,2 kW de potencia eléctrica, lo que supondría un coste de aproximadamente
nueve céntimos de euros; además, ha conseguido estabilizar sus emisiones en una
media un 80% por debajo del máximo permitido por la normativa.
El combustible resultante
puede ser empleado para alimentar desde la caldera de un hogar hasta motores de
combustión de coches, barcos... Eso sí, en el caso de que dicho propulsor sea
de gasolina (apenas suponen un 30% del parque automovilístico español, frente a
más del 65% de diésel), el producto resultante debe pasar por un proceso de
destilación antes de poder ser utilizado. Para mecánicas de gasóleo, en cambio,
el aceite mixto, como se denomina a la mezcla, puede ser utilizado
directamente, pues sale bastante refinado y con un octanaje muy similar al que
comercializan las gasolineras.
No apto para particulares...
De este modo, cualquier
empresa o particular puede instalar una de las máquinas comercializadas por
Rever, que no precisan más que de la limpieza de un filtro cada varias semanas
como único mantenimiento, y beneficiarse del reciclado de los plásticos, obteniendo
a cambio combustible. Sin embargo, esta tecnología no está concebida, en
principio, para una persona o familia -las máquinas más pequeñas son capaz de
convertir 240 kilos de plástico diarios, por lo que al no alcanzarse ese
volumen de desechos, tardaría mucho en ser amortizada y se perdería dinero-,
sino más bien para compañías recicladoras.
Éstas acostumbran a quemar
todos los plásticos que no son reutilizables y pierden una gran cantidad de
dinero en su transporte. Sin embargo, con las máquinas de Rever, la mayor de
las cuales tiene una capacidad de generar hasta 8.000 litros de combustibles
diarios, éstas no sólo se ahorrarían esos costes, sino que además podrían
obtener réditos de tales desechos mediante la venta del producto resultante.
Otra opción intermedia
podría consistir en el acuerdo dentro de una comunidad de vecinos o cooperativa
para la adopción de esta tecnología, con el fin de que dar salida al volumen
total de desechos plásticos acumulados; siempre, eso sí, que éste alcanzara el
mínimo de los 240 kilos. El combustible extraído de dichos plásticos sobrantes
iría destinado a aplicaciones comunes tales como, por ejemplo, una caldera
central de una finca. Porque un factor importante que debe tenerse en cuenta es
que este tipo de procesos de obtención de combustible sólo queda libre de
impuestos siempre que el producto sea utilizado exclusivamente para
abastecimiento propio, nunca para ser comercializado.
... Salvo que exista una
empresa que ofrezca el servicio
Pero aún hay otro modelo que
ha empezado a explorar ya alguna empresa. Consistiría en instalar una máquina
en un local donde los particulares pudieran llevar sus kilos de plástico y
obtener sus litros de combustible equivalentes; lo único que cambia, en este
caso, es que además del plástico, el cliente debería pagar una pequeña
contraprestación a la empresa en cuestión que cubriera los costes del proceso y
sus márgenes, cifra que, según estimaciones de Rever Spain, rondaría entre los
15 y los 30 céntimos. Es decir, teniendo en cuenta los 1,35 euros que ronda el
coste del litro de gasóleo actualmente, un usuario podría ahorrar un euro por
cada litro de diésel para su automóvil particular.
Este plan de negocio resulta
muy prometedor, toda vez que la misma empresa se encargaría de destilar el
combustible resultante para dar gasolina a los clientes que la demandaran y
podría añadir también los aditivos artificales (entre dos y cinco céntimos por
litro) que llevan los carburantes comerciales y que, aunque no son
indispensables, sí son recomendables para su uso en motores de combustión.
Argumentos para los más
escépticos
Uno de los principales
inconvenientes de esta tecnología es el gran espacio que precisan de un gran
espacio para poder ser instaladas. Por ejemplo, el menor de los cuatro tamaños
en que se ofrecen las citadas máquinas.-capaz de obtener 240 litros de
hidrocarburos diarios- ocupa en torno a 2 metros cúbicos, pero ese volumen
requerido aumenta exponencialmente hasta los 16 metros cuadrados que necesita
la máquina de mayor tamaño, de 8.000 litros diarios.
De este modo, si se
extendiera su tecnología, Rever Spain contribuiría de forma notable a la
conservación del medio ambiente mediante un incentivo de ahorro en el consumo
energético que puede llegar incluso a niveles de autoabastecimiento en grandes
empresas y comunidades de individuos.
Y para los más escépticos,
que puedan pensar que el lobby de las petroleras pudiera frenar el desarrollo
de esta tecnología, Rever Spain también tiene una respuesta. Según la normativa
europea vigente, los productores de materiales plásticos -en primera instancia,
las refinerías petrolíferas- son los responsables del destino de sus desechos,
por lo que para estas empresas no sólo es positivo el modelo que propone Rever,
sino que, según López, por responsabilidad social corporativa y dado lo
imposible de que ello le genere competencia, estarían incluso moralmente
obligados a patrocinar la retirada y el reciclaje de esos residuos plásticos.
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