
Este análisis, llevado a cabo como una prueba piloto en
Frankfurt, indica que el ahorro potencial que generaría la puesta en marcha de
un sistema de tráfico inteligente equivaldría a 900 millones de litros de
combustible al año, en el caso de que esta tecnología se extendiera al conjunto
del país.
En este proyecto han participado seis fabricantes de
automóviles, entre los que se encuentra Audi, cuyos ingenieros han dirigido
varios proyectos individuales, como la fase de asistencia de los semáforos, así
como la previsualización de las carreteras y la navegación extendida.
Audi, que aportó con una flota de pruebas formada por
veinte vehículos, registró y analizó la información recogida por 20 semáforos
inteligentes instalados en Frankfurt que se comunicaban con los automóviles con
el fin de obtener los flujos de tráfico más eficientes en las áreas
metropolitanas.
La firma de los cuatro aros explicó que la información
transmitida por los semáforos es recibida y se muestra en las pantallas del
vehículo, al tiempo que muestra la velocidad a la que se debe circular para que
el próximo semáforo esté en verde.
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