Fotografías: Alicia Sornosa |
Después de más de 20.000
kilómetros en los que ha recorrido el norte de Europa hasta llegar a Moscú, ha
cruzado países como Kazajistán, ha atravesado el duro desierto del Gobi, en
Mongolia y ha tomado la famosa y complicada carretera Transiberiana para llegar
hasta Khabarovsk, desde donde se ha dirigido por uno de los caminos menos
transitados y sin asfalto hasta Vanino, desde donde ha tomado el primer ferry
hacia la desconocida isla rusa de Sakhalim para arribar de nuevo en ferry a las
costas nortes de Japón.