El representante en España de la Sociedad Internacional
de Ingenieros del Automóvil, Manuel Luna, ha descartado hoy la desaparición a
corto plazo del motor de gasolina, aunque ha opinado que su futuro pasa por
hacerlo más eficiente, combinado con el eléctrico, y por los nuevos combustibles.
En una conferencia sobre el futuro del automóvil en la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, ha destacado el
impulso a la investigación que se está produciendo en el desarrollo de los
biocombustibles, menos contaminantes que los derivados del petróleo.
Manuel Luna ha resaltado también las "enormes
posibilidades" que ofrece el hidrógeno, un combustible en el que ve
"más ventajas que inconvenientes". No obstante, ha explicado que,
debido al peligro que representa su uso porque se inflama fácilmente, y a la
dificultad que representa su control, aún "faltan unos años" para
desarrollar la tecnología que permita utilizarlo con seguridad en los
automóviles, así como reducir su coste para producirlo a un precio industrial.
Según ha afirmado Luna, debido al incremento del precio
del petróleo, que considera que se mantendrá por el aumento de la demanda de
los países emergentes, "no queda otra alternativa" para el automóvil
que reducir los consumos de los motores de los combustibles derivados del
petróleo (gasolina y gasóleo).
En este sentido, ha destacado el "gran camino"
que queda por recorrer para hacer más eficientes los actuales motores, que tan
solo aprovechan, según ha indicado, el 30 por ciento del combustible, y ha
abundado en la necesidad de combinarlos con los eléctricos para hacer vehículos
híbridos.
Además, Luna ha opinado que otro de los retos para el
sector del automóvil será el reducir las emisiones a la atmósfera de los
motores de gasolina y gasóleo, para lo que ha señalado que los biocombustibles
"no son la solución", pero "sí un paso adelante".
De hecho, ha explicado que en la actualidad cada litro de
gasolina contiene hasta un 20 por ciento de alcohol y que ya existen en el
mercado motores que pueden utilizar indistintamente ambos combustibles.
Y ha indicado que, frente a la polémica con los
colectivos ecologistas sobre cómo afecta a los países menos desarrollados la
producción de biocombustibles derivados de productos como el maíz, ha subrayado
que ya existen algunos de segunda generación que utilizan solo la
"paja" de esa planta y que se está investigando para producir alcohol
de los residuos sólidos urbanos.