En ocasiones, los vehículos también sufren sus efectos en
su propia chapa. No es extraño ver en televisiones y periódicos imágenes de
coches engullidos por la nieve, arrastrados por un río que se ha desbordado o
que les cae un árbol por la acción de un fuerte viento. Cuando esto ocurre,
¿sabe el conductor qué hacer y a quién recurrir para que se haga cargo de estos
daños que normalmente no cubren nuestras pólizas de seguros?