sábado, 9 de noviembre de 2024

LA ROTONDA

 

DEMOCRACIA SALUDABLE



Gobernar en democracia a golpe de decreto implica que el Ejecutivo utiliza de manera frecuente los decretos, una herramienta normativa con fuerza de ley, para tomar decisiones y aprobar políticas sin pasar por los canales habituales de deliberación parlamentaria. Aunque el decreto es un mecanismo legítimo y, en muchos casos, necesario para situaciones de urgencia o emergencia, su uso excesivo puede generar preocupaciones sobre la calidad democrática del gobierno.

En una democracia, el poder legislativo —es decir, el parlamento o congreso— tiene la función de debatir y aprobar las leyes que regirán al país, representando la pluralidad de opiniones y fuerzas políticas. Sin embargo, cuando un gobierno recurre constantemente a decretos, puede eludir este proceso y concentrar el poder en el Ejecutivo. Esto puede dar la impresión de que el gobierno está tomando decisiones de manera unilateral, reduciendo el papel de la oposición y limitando el debate público.

Un uso excesivo de los decretos puede erosionar la confianza en las instituciones democráticas, ya que los ciudadanos pueden percibir que el gobierno actúa sin consenso ni transparencia. Además, puede generar conflictos con otros poderes del Estado, como el judicial o el legislativo, que pueden cuestionar la legalidad o legitimidad de tales

El uso frecuente de decretos también puede reflejar la incapacidad o falta de voluntad del Ejecutivo para negociar con el Parlamento, especialmente cuando el gobierno no cuenta con una mayoría parlamentaria. En estas circunstancias, el gobierno podría verse tentado a evitar las complejidades del diálogo y el consenso, optando por un camino más expedito, pero menos inclusivo. Sin embargo, esta práctica puede tener efectos a largo plazo, como el debilitamiento de la cultura democrática y la creación de un ambiente político polarizado, donde el diálogo y el compromiso se vuelven excepcionales en lugar de la norma.

Además, gobernar por decreto puede dar lugar a un gobierno más reactivo que proactivo, ya que tiende a priorizar la resolución inmediata de problemas sin una planificación estratégica ni un análisis profundo de sus consecuencias. En el peor de los casos, esta dinámica puede generar inestabilidad política y jurídica, ya que los decretos pueden ser cuestionados o revertidos cuando cambia el gobierno o si se presentan recursos ante el sistema judicial.


Con afecto, y respeto


Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com

 

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