sábado, 12 de octubre de 2024

LA ROTONDA

 MUJER CONTRA MUJER

 


 

Una de las ironías de la cultura machista es que muchas veces son las propias mujeres las que contribuyen, de manera inconsciente o por obligación social, a perpetuar este sistema. Esto ocurre principalmente a través de la educación machista, que no se limita solo a las escuelas, sino que empieza desde el hogar.


En muchas culturas, a las madres y abuelas se les ha asignado el papel principal de educar a los hijos, tanto en términos de valores como de comportamiento. Al haber sido ellas mismas criadas en un entorno machista, es común que reproduzcan los mismos patrones de crianza con sus hijos, promoviendo roles de género tradicionales. En este proceso, las niñas suelen ser educadas para ser obedientes, recatadas y dedicadas al hogar, mientras que los niños son alentados a ser independientes, competitivos y a asumir el liderazgo.

Esta educación de género basada en el machismo refuerza la idea de que las mujeres deben asumir tareas domésticas y de cuidado, mientras que los hombres son los proveedores y líderes en la familia y en la sociedad. De este modo, se perpetúa la desigualdad, ya que los niños y niñas crecen interiorizando estas expectativas y las trasladan a sus propias vidas adultas.

Aunque el rol de la mujer en la perpetuación de la educación machista puede parecer paradójico, también es crucial comprender que ellas no son las creadoras de este sistema, sino más bien las transmisoras involuntarias de patrones socioculturales profundamente arraigados. Las mujeres, en muchas ocasiones, se encuentran atrapadas en un ciclo donde la única forma de "encajar" en la sociedad es cumplir con las normas machistas establecidas.

No obstante, el mismo rol que algunas mujeres han tenido en la reproducción de la cultura machista puede transformarse en una herramienta poderosa para desmantelar este sistema. Las madres, abuelas y educadoras tienen un potencial enorme para educar a las futuras generaciones en valores de igualdad, respeto y equidad de género.

En el contexto actual, las mujeres están tomando una postura más activa para desafiar el machismo y promover una educación que fomente la igualdad de género desde la infancia. Cada vez más madres y educadoras se están dando cuenta del papel crítico que tienen en la formación de las actitudes y valores de los niños y niñas.

La cultura machista ha perdurado durante generaciones, afectando negativamente tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, el mismo papel que algunas mujeres han tenido en la perpetuación de la educación machista puede ser utilizado para desmantelar esta cultura y promover una educación más igualitaria y respetuosa.


Las mujeres, como educadoras y madres, tienen una posición privilegiada para influir en las futuras generaciones, inculcando valores de equidad, respeto y empoderamiento. Solo a través de un cambio en la educación y en las actitudes sociales podremos avanzar hacia una sociedad más justa, donde el machismo sea parte del pasado y hombres y mujeres puedan convivir en igualdad de condiciones.



Con afecto, y respeto,



Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com

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