Los Citroën también son para el verano. A lo largo de su historia, la Marca ha creado automóviles que pueden disfrutarse durante todo el año pero que se sienten como pez en el agua durante el período estival.
Citroën ha diseñado el Méhari que, desde 1968, es el vehículo jugador por excelencia y que contó con su “revival” 100% eléctrico: el Citroën ë-Mehari. Otros automóviles como el Citroën 2 CV han sabido superar su vocación inicial para convertirse en sinónimos del espíritu nómada que se identifica con las vacaciones.
Con rasgos procedentes del universo de los SUV y de mitos de la historia de Citroën como el Méhari, el Citroën My Ami Buggy sale decididamente del entorno urbano para disfrutar del ocio al aire libre.
En Francia, la imagen del Citroën Traction es inseparable del primer verano con vacaciones pagadas, el de 1936. A partir de ese año, los trabajadores galos empezarían a contar días de asueto anual en los que seguirían percibiendo su salario. Una medida que revolucionaría usos y costumbres y que traería cambios como el desarrollo del turismo de masas y el éxodo veraniego hacia las playas.
El Citroën Traction, lanzado en 1934, fue el automóvil que llevó a millas de franceses a su primer viaje al mar oa la montaña. Además de estrenar innovaciones como la tracción delantera o los frenos hidráulicos, se convirtió en un sinónimo de una nueva forma, libre y despreocupada, de entender la vida.
Desde entonces, la relación entre Citroën y las vacaciones veraniegas se ha ido profundizando, al hilo del lanzamiento de nuevos modelos que acabaron desbordando su vocación inicial y se adaptaron al ocio y los viajes por su confort y su vocación práctica.
Un buen ejemplo de esta constante en la historia del Doble Chevrón es el Citroën 2CV. Con la idea inicial de ser un vehículo eminentemente rural, que permitiera cruzar un campo sembrado con una cesta de huevos sin que ninguno de ellos se rompiera, su estética original, sus prestaciones y su polivalencia lo convertirían en el abandonado de la revolución cultural de los años 60.
Así, el Citroën 2 CV fue el vehículo que acompañó a una generación que pretendía romper con una sociedad que consideraba anticuada y represora. Si bajo los adoquines estaba la playa, el popular dos caballos fue el automóvil que llevó a millas de jóvenes a disfrutar de una nueva forma de vida. Además, gracias a su suspensión desarrollada pensando en los agricultores franceses, pudieron salirse, de los caminos trillados, con total seguridad y confort, para vivir experiencias “off road”.
Precisamente, derivado del Citroën 2CV y presentado en el mítico mayo del 68 y derivado del, el Citroën Méhari puede considerarse un heredero del espíritu contestatario y desenfadado de este modelo y como un precursor de los actuales SUV. Su nombre se inspira en en la palabra con la que se conoce al dromedario en el Norte de África y el Sáhara, del que comparte sus principales características: sobriedad, resistencia y versatilidad. Se trata de un vehículo sin pretensiones, útil para el trabajo y el ocio, que se lava con una manguera, y que puede utilizarse tanto para cargar heno como para transportar tablas de surf.
Su carácter descapotable permite tanto disfrutar del sol y del buen tiempo como resguardarse cuando aparecen nubarrones con una capota de tela que se coloca de un modo muy sencillo. En cuanto a su mantenimiento, es un canto al “no te preocupes, sé feliz”. Si su carrocería de plástico destaca por su bajo peso y su resistencia a rasponazos y pequeños golpes, el interior y el exterior pueden limpiarse después de cada aventura con una simple manguera.
Desde su despedida en 1987, Citroën estuvo coqueteando con el lanzamiento de una versión actualizada de este auténtico mito. En 2016, llegó el Citroën E-Mehari que compartía con su ilustre antepasado su carácter de descapotable de cuatro plazas con una clara vocación de ocio. Tanto su capota de tela, negra o roja anaranjada, con amplias ventanas de plástico como su paleta de 4 colores (azul, naranja, amarillo y beige) se inspiran directamente en el Citroën Méhari clásico.
Los equipos del Centro de Diseño Citroën han explorado la faceta más aventurera del Citroën Ami con el desarrollo del Citroën My Ami Buggy, una edición limitada de este vehículo 100% eléctrico especialmente pensada para las escapadas y el ocio más aventurero.
En la gama actual, el espíritu más veraniego está encarnado por el Citroën My Ami Buggy, un vehículo 100% eléctrico en el que los elementos de diseño se han puesto al servicio de su fuerte personalidad de explorador intrépido, simpático y robusto. Así, las puertas desaparecerán dejando paso a unas portezuelas metálicas. Sus grandes ruedas de tacos tipo “Mud” invitan a salir de la carretera, mientras que los paragolpes, los protectores de los faros, las aletas laterales ensanchadas y las protecciones tubulares bajo las puertas dan sensación de solidez. La faceta aventurera se refuerza con la presencia de una capota de tela y un alerón en el techo y una combinación de colores que hace pensar en safaris y aventuras en la naturaleza.
Compacto, con 2,41 m de largo y 1,39 m de ancho, y 100% eléctrico el Citroën Ami destaca por su diseño único, que aprovecha al máximo el espacio y las posibilidades estéticas y prácticas de la simetría. Sus dos plazas permiten viajar en compañía en un habitáculo amplio y muy bien aprovechado, con 63 litros de capacidad de carga delante del asiento del pasajero, suficientes para una maleta mediana, y aún más espacio en la parte trasera.
Con la practicidad como elemento clave de su ADN, el Citroën Ami ofrece una autonomía de 75 Km y una velocidad máxima de 45 Km/h, más suficientes para cubrir la mayoría de los desplazamientos del día a día. Además, se carga al 100%, de un modo muy sencillo, en tan sólo 3 horas. Como vehículo de su tiempo, asegura un alto nivel de conectividad a través del sistema DAT@AMI, que se maneja desde el teléfono inteligente a través de Bluetooth.
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