INDEPENDENCIA
El reconocimiento y estudio de los poderes fácticos son esenciales para comprender cómo se toman las decisiones en una sociedad y cómo se pueden implementar mecanismos para garantizar una mayor transparencia y equidad en los procesos de toma de decisiones.
En España, los poderes del Estado residen en el pueblo, ya que los ciudadanos tienen la potestad, a través del voto, de elegir a nuestros representantes. Estos, a su vez, eligen al poder ejecutivo, judicial y legislativo. Sin embargo, estos poderes son los que mueven los hilos del devenir de nuestro país.
Es verdad que los tres deberían ser independientes entre sí, aunque esta utopía no se da, sobre todo porque el poder judicial en nuestro país debería regirse por sí mismo, y está en manos de los representantes de los partidos políticos. Teniendo en cuenta que este poder es fundamental para buscar la equidad y la justicia en nuestro funcionamiento jurídico, tengo la impresión de que a ningún partido político de España le interesa la independencia, ya que depende de ellos la nominación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial.
No estaría mal que la justicia sea igual para todos, y que se legisle con ese fin. Y que los propios lobbies jurídicos del país elijan a sus representantes, ajenos profesionalmente a cualquier ideología que no sea la de las leyes, y las normas vigentes en ese momento.
Creo que todos saldríamos ganando, ¡eso sí! Seguramente, a algunos no les interesa que esas leyes que promulgan, a la larga, sean víctimas de ellas.
La independencia judicial es condición fundamental para el buen desarrollo de un país, una comunidad, en definitiva, para una sociedad donde todos deberíamos ser iguales ante las leyes. Creo que la mayoría de los ciudadanos estaríamos de acuerdo.
Algunos de vosotros pensaréis que exijo demasiado, ya que ningún partido político ha propuesto leyes de independencia judicial. Todos los que han estado en el ejecutivo democrático han preferido el control de los poderes. De esta forma, tienen garantizadas las decisiones, la aprobación de leyes y la ejecución de las mismas.
Con la esperanza de que esto pueda cambiar para bien, busquemos la independencia de nuestras instituciones, aquellas en las que la mayoría de los españoles hayan depositado su confianza. Y dejemos que el poder judicial sea INDEPENDIENTE.
Con afecto y respeto.
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
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