Para Alfa Romeo, el ya sexagenario Giulietta Sprint es el automóvil que abre a la marca a una nueva era: la de la fabricación en serie y la de la colaboración directa con grandes carroceros y estudios de diseño.
Iniciador de la familia Giulietta, este espectacular coupé 2+2 fue todo un acontecimiento en el Salón del Automóvil de Turín, por su línea aerodinámica y elegante. Tras el Sprint vendrían la Berlina, el Spider y múltiples variaciones del concepto.
Para celebrar su 60 aniversario, se lanzó la serie especial Alfa Romeo Giulietta Sprint en 2014.
Con 60 años a sus espaldas, el Alfa Romeo Giulietta Sprint sigue dando que hablar tanto por su estilo rompedor como por sus prestaciones y por las innovaciones que aportó a la estrategia industrial y comercial del “Biscione”. Puede decirse que se trata del primer Alfa Romeo de la era moderna, al estrenar la fabricación en serie y el trabajo coordinado con carroceros de gran reputación como Bertone o Ghia desde el inicio del proyecto y no a posteriori, una vez ensamblado el chasis. Además, abandona la nomenclatura numérica que se había utilizado hasta la fecha para elegir un nombre evocador: Giulietta.
Con esta denominación, se rendía homenaje a la heroína de la tragedia de Shakespeare, se realizaba un juego de palabras con el nombre de la marca y se respondía a la crítica que había realizado algunos años antes Madame De Cousandier, esposa del poeta Leonardo Sinisgalli, que observó que entre los directivos de la marca de aquella época había “muchos Romeos, pero ninguna Julieta”.
Si los jóvenes retoños de los Montescos y los Capuletos vivieron un amor apasionado en la Verona medieval, los aficionados al automóvil sintieron un auténtico flechazo al descubrir, en el Salón de Turín de 1954 el Alfa Romeo Giulietta Sprint. Sus líneas redondeadas, elegantes y aerodinámicas conquistaron a los asistentes, que realizaron 700 pedidos durante el certamen. Todo un éxito para un vehículo que se planteó inicialmente como un “showcar” con ventas limitadas.
Además de por su estética, el Alfa Romeo Giulietta Sprint rompió moldes por su estrategia comercial. Por primera vez, la marca italiana lanzaba una familia de automóviles comenzando por la versión deportiva y no por la berlina que debía ser, a priori, la silueta con mayores ventas. La decisión se debió tanto por el llamativo diseño del estilista de Bertone Franco Scaglione, que ya impresionó años antes por su BAT 5 basado en el Alfa Romeo 1900, como por su motor original de 65 CV, que resultaba algo ruidoso para una berlina pero cuya La sonoridad era ideal para un coupé como el Sprint.
El resultado de esta apuesta es un espectacular deportivo 2+2 con una línea compacta, limpia y versátil, que sabe conjugar la aerodinámica y el sentimiento deportivo que siempre han caracterizado a Alfa Romeo con aspectos más prácticos, como el espacio interior: las dos plazas. traseras lo son “de verdad” y pueden acoger cómodamente a dos adultos. El interior, obra de Ghia, era lujoso y con unos detalles muy dinámicos, como el cuadro de instrumentos en el que los tres indicadores redondos formaban un triángulo llamativo bajo la visera del salpicadero.
El motor de 1.290 cm 3 con 4 cilindros en línea desarrollaba inicialmente 65 CV, aunque su versión más conocida es la de 80 CV, que era capaz de alcanzar los 166 Km/h. Fue la primera mecánica en incorporar, de serie, un doble árbol de levas de aluminio. Este material se emplearía, además, en el bloque motor y la culata con el objetivo de optimizar el peso hasta los 850 Kg.
Con más de 34.000 unidades vendidas en sus distintas variantes, el Alfa Romeo Giulietta Sprint fue un modelo clave para cimentar el éxito de la marca durante los años del “Milagro Económico”. Supo conquistar a una clase media-alta emergente por aquellos años, que lo convirtió en sinónimo de la “dolce vita” y la elegancia del diseño italiano.
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