domingo, 6 de agosto de 2023

CEDA EL PASO, VERANO 23/octubre/2022

 LA CASA DE TÓCAME ROQUE

 






Como ocurre con todos los dichos populares “Y la casa de Tócame Roque” es uno de ellos, nos encontraremos con tres grupos de lectores: el que conoce al dedillo todo su entramado; el que lo ha escuchado, pero desconoce cuál es su significado; y el que no tienen ni idea de qué va, porque no sabe que existe. Vamos a tratar, en este artículo, de aclarar su contenido.

Las célebres tertulias que podemos presenciar en cualquier canal de televisión pueden conseguir que alguien pronuncie este dicho popular, porque “la casa de Tócame Roque” es aquella donde reina la confusión y hay con frecuencia alborotos y enfrentamientos. Y esos conatos de falta de educación se producen en las aludidas tertulias con más asiduidad de la que sería deseable.

¿Pero esa casa existió? Pues sí, esa casa se encontraba en Madrid, en el cruce de la calle Barquillo con la calle Belén, y todavía una placa conmemorativa recuerda el lugar en el que estaba situada. El dramaturgo español considerado como uno de los definidores del casticismo madrileño en el siglo XVIII, Ramón de la Cruz, la inmortalizó en uno de sus sainetes titulado “La Petra y la Juana”. El edificio era una antigua corrala, con varios patios y muchas viviendas habitadas por gente de toda procedencia, especialmente por chisperos (herreros) que solían hacer sus trabajos en los patios.


Pero vamos al dicho. Según “Guía de Madrid”, la casa perteneció a dos hermanos llamados Juan y Roque. Debido a una herencia mal resuelta, ambos se disputaban su propiedad y discutían con mucha frecuencia y muy acaloradamente sobre a quién tocaba el edificio en el reparto: “Tócame, Roque”, decía Juan a voz en grito. A lo que Roque contestaba: “¡No, no!, ¡tócame tú a mí”. “¡Que no, tócame, Roque!”, y así una y otra vez… Lo que, lamentablemente, suele ocurrir entre muchos unidos hermanos hasta que la herencia los separa. En definitiva, como las paredes oyen, y mucho más si los gritos de una bronca las atraviesan, tardó poco el chascarrillo en correr de boca en boca por las calles de Madrid, con la consiguiente burla por la disputa.

Pero eso no fue lo peor, porque la bronca más famosa no la protagonizaron los dos hermanos, sino que la montaron los vecinos de la corrala cuando el Ayuntamiento dio la orden de derribarla, allá por 1850, por insegura e insalubre dicen algunos, pero sobre todo por la remodelación urbanística que se quería hacer allí. La historia les suena, ¿no? Es que hay cosas que no han cambiado mucho… Tardaron más de un año en finalizar el desalojo, pues no se fueron si oponer una feroz resistencia… Menudos eran los chisperos.

Bueno, ya saben que si en cualquiera de los debates o mociones de las diferentes corrientes políticas: estatales, autonómicas o municipales se pierde la compostura y se ausenta la buena educación, tienen la oportunidad de exclamar henchidos de gozo por tan afortunada afirmación: “Esto parece la casa de Tócame Roque” … Lo digo por si ocurre alguna vez.

Con mis mejores deseos, saludos cordiales:

Fernando Monge

23/octubre/2022

fmongef@gmail.com

 

 

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