SINVIVIR
Hay muchas personas que viven el día a día de sus vidas como si no hubiera ocurrido nada en el mundo. ¡Bien por ellos! Es verdad, es imposible que cada uno llevemos el peso del mundo sobre nuestros hombros, sería imposible dar un paso.
Por si fuera poco, a lo largo de nuestras vidas, nos vemos salpicados por aquellas calamidades domésticas que nos hacen perder el sueño cada noche. Además, las noticias que antes pasaban desapercibidas por la tecnología, hoy a través de los medios de comunicación de masas que andan conectados vía satélite a cualquier rincón del mundo nos atrapan, nos invaden y nos hacen más vulnerables.
Desde un revés económico, tan lamentablemente usual hoy día, los ERE, los ERTE, los despidos laborales; problemas de salud, accidentes, asuntos de seguridad, pagos imprevistos… Además, nos afecta todo lo malo que les ocurre a nuestras familias, amigos, vecinos, personas más cercanas o aquellos asuntos injustos que cada día son más corrientes, y que nos impresionan, inquietan o nos sobresaltan.
Es un sin vivir constante, y ahora, además, aunque nos coja tan cerca, el padecimiento de los demás seres humanos, aunque sea en la otra parte del mundo, nos perturba.
El terremoto de Turquía y Siria, efecto de la naturaleza, y donde han muerto tantísimas personas, la guerra de Ucrania, responsabilidad del ser humano, y todo cuanto conlleva una desgracia como esta, pérdidas de vidas humanas, viviendas, ciudades devastadas, donde mayores y niños, van deambulando por las calles inundados por la desgracia.
Estamos, expuestos a noticias que nos impacta cada día y, que a veces, vemos, sufrimos y padecemos, y pasamos página, pero la historia continúa, los sufrimientos siguen, la amargura, el desconsuelo y las consternaciones levantan una barrera entre el hoy por hoy y nuestras vidas.
Además de la ansiedad que nos producen las malas noticias, el ser humano en general es solidario ante las adversidades, intentamos socorrer, ayudar, incluso auxiliar aquella persona que lo necesitan, pero, a veces, es tanto el amparo que no hay logística que lo sustente.
Todos conocemos a alguien cercano que está sufriendo en sus carnes los embates de la vida, una irreparable enfermedad inesperada, los efectos insalvables de un revés económico, que hacen que no solo nosotros renunciemos a nuestra vida, sino lo que es peor, afecte a nuestra alimentación, vivienda y todo cuanto esto conlleva, luz, gas, agua, teléfono, aquello tan natural en pleno siglo XXI, en 2023 estamos asistiendo a efectos en el primer mundo que no recordábamos desde los años 50.
Antes que nada, nuevo llamamiento a los políticos del mundo, prioricen las necesidades más básicas del ser humano, el trabajo, y las necesidades básicas, después, todo vendrá por añadidura.
Mi homenaje a aquellos/as que piensen en los demás, y quieran poner puentes entre los más necesitados y sus necesidades.
Con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
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