sábado, 28 de agosto de 2021

LA ROTONDA

 

ENAMORARSE







El enamoramiento es un estado emocional producto de la alegría, en el cual una persona se siente poderosamente atraída por otra, que le da la satisfacción de alguien quien pueda comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida. Desde el punto de vista bioquímico se trata de un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas fisiológicas y cambios químicos ocasionados en el hipotálamo mediante la segregación de dopamina.

Me pregunto, si esta introducción podría asemejarse a lo que un individuo siente cuando, no alguien, sino algo, le gusta mucho.

¿Recuerdan su primer coche?


Aún en el tiempo, sigo recordando con mucho cariño a mi SEAT 850. Tenía 18 años, recién sacado el permiso de conducir, y mi padre me lo traspasó. Sí, lo recuerdo felizmente. De la noche a la mañana, después de haber sido viajero del mismo, me convertí en copropietario, empecé a sufrir una transformación que los psicólogos llaman la Teoría triangular de Stemberg, esta teoría parte de la idea de que el amor se crea a partir de la interacción de tres componentes, y que es el grado en que se posee cada uno, el que determine el tipo de amor que se va a experimentar. Estos tres componentes a conocer son:


Intimidad: sentimientos de cercanía, conexión y vinculación, que dan lugar a la experiencia del calor en una relación amorosa.

Pasión: impulsos que dan lugar al romance y a la atracción física.

Compromiso: decisión de que se ama a alguien y que se desea mantener ese amor. En este componente se incluyen aquellos elementos cognitivos involucrados en la toma de decisiones sobre el compromiso a largo plazo de una relación.


Creo que, en mi caso, se daban estas tres premisas especialmente:


Empecé a tener un sentimiento de cercanía, conexión y vinculación con mi coche, es verdad que me atrajo físicamente, incluso antes de entregarme las llaves, y es evidente que tomé una responsabilidad y un compromiso en el momento que mi padre lo dejó en mis manos.

Y, ¡cómo no!, se dieron todas las fases del enamoramiento:

La atracción física, me gustaba mucho ese estilo Cupé, incluso el color amarillo sol.

Cuando estaba con mis amigos, tenía la impresión que idealizaba mi coche, no solo por mi impresión, sino por los ojos con que ellos lo miraban.

Creo recordar que existía una atracción mutua, desde que lo hice mío, empecé a regalarle alfombrillas, nueva tapicería, funda para el volante, incluso recuerdo que llegué a comprarle una perilla transparente con motivos marinos para la palanca de cambios.

Él también me trataba muy bien. No tengo presente en mi memoria ningún accidente, pero, eso sí, se calentaba con mucha facilidad en los largos recorridos. ¿Sería por algo?

Es verdad, que llegó el final del enamoramiento, el sentimiento de pasión y atracción puramente física empezó a declinar, al igual que la idealización hacia el otro miembro de la pareja. Se empiezan a reconocer los defectos y carencias del otro. Se producen a lo largo de esta etapa el mayor número de rupturas, pues cada miembro de la pareja deja de ocuparse preferentemente en el otro para poner atención en otros asuntos.

En nuestro caso, tuvo la culpa un tercero, como ocurre en la mayoría de los casos, el amor se va apagando, y entra un tercero en discordia. La verdad, merecía la pena.


Fue un 127 verde metalizado, aspecto radiante. Un equipamiento superior, traía tapicería y alfombras de la marca, con radiocasete de serie, y un motor superior. En definitiva, me volví a enamorar de otro…coche.

No podría ser de otra manera, es mi homenaje al AMOR o a enamorarse, en los tiempos que corren, y las páginas de actos de generosidad que podrán denotarse mañana, 14 de Febrero.

Pero, en honor a la verdad, al primer coche, a ese Seat 850 Cupé, le guardo mucho cariño, no sé, pero creo que es porque fue el primero.


Con afecto y respeto,

Pepe Bejarano

todomotorsevilla@gmail.com

 

 

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