sábado, 14 de abril de 2018

LA ROTONDA



EL RETROVISOR


Fueron momentos difíciles. Todavía recuerdo que antes de realizar la prueba del teórico, llegué como una hora antes donde se tenía que realizar la prueba. Me dirigí a un bar cercano a las aulas donde me encontré con los demás alumnos que tenían que examinarse a esa hora. Recuerdo que fue temprano. Los nervios estaban a flor de piel. Ahora me pregunto ¿por qué tanto miedo? O no se estaba preparado, o la inseguridad te hacía que te temblaran las piernas.

Es comprensible, muchos test, muchas horas de ejercicios y, sobre todo, la inquietud de algo tan intangible como que hace cuarenta años, todo se realizaba el mismo día.


Aquellas personas que ronden mi edad, recordarán que, para aprobar el permiso de conducir, todas las pruebas había que realizarlas el mismo día si se iba aprobando todo.

El teórico, todos en aula dispuestos a enfrentarnos a muchas preguntas tipo test, y ahí “no había tu tía”, como fallarás, creo recordar más de tres, te quedabas fuera y no tenías más opción de acceder a las siguientes pruebas.

Después de muchos cigarros por la espera, alrededor de una hora, te daban un listado de los aprobados. Recuerdo a mi profesor de autoescuela:

—¡Ea! Pepe, nos vamos a la pista.

El cuerpo entraba en una tranquilidad relativa. No te había dado tiempo de recrearte en la suerte del teórico, cuando tuvimos que prepararnos para junto a las aulas de los exámenes del teórico, se encontraba la pista donde había que andar el camino ya aprendido de:

La rampa, un ejercicio con el vehículo donde había que subir una rampa, dejar el coche arriba con el freno de mano, posteriormente, bajar esa rampa, y dirigirnos a la siguiente prueba. Era el callejón, un rincón sin salida, donde había que realizar una maniobra, hacia adelante y marcha atrás, para volver a salir por el mismo sitio donde habíamos entrado. Seguidamente, la “L”, otro ejercicio, donde marcha atrás, había que hacer un giro a una esquina. Y, por último, el aparcamiento, entrar marcha atrás en un estacionamiento y salir del mismo sin tocar ninguno de los palos que estaban por delante y por detrás del vehículo, ¡ah!, y que no estuviera muy separado de la acera.

Si, uno o una, salía airoso de todos estos ejercicios, y era capaz de mantener la sangre fría, por último, te tenías que desplazar a la otra punta de la ciudad, para realizar, el último escollo para obtener el permiso de conducir, LA PRUEBA REAL, que era un ejercicio, como su nombre indica, acompañado de tu profesor de autoescuela y el profesor que iba a examinarte y se encontraba en el asiento de atrás del vehículo y, como era natural, nos sometía a un ejercicio de real conducción durante unos veinte minutos aproximadamente. El ingeniero nos indicaba, una vez en marcha, cuál era la dirección que debíamos tomar, y nosotros como buenos opositores, si no queríamos suspender, teníamos que estar atentos de cumplir, mientras conducíamos, todas las normas que exigía el reglamento de circulación: pararnos en los stop, poner los intermitentes para indicar nuestras maniobras y pararnos en los pasos de peatones cuando correspondía. No era fácil, se lo aseguro, tener la templanza suficiente para pasar las tres pruebas en una misma mañana.

¿Saben qué era lo mejor?, que si aprobabas todas las pruebas ese mismo día, te daban una tarjeta que te permitía desde ese mismo momento poder conducir legalmente vehículos hasta que te llegara a casa el permiso definitivo.

Hoy, con la nueva Ley de Tráfico, la cosa tampoco será tan fácil por lo que se realizarán cinco grandes cambios:

Entre los cambios planeados, para el examen de conducir, destaca la obligatoriedad de asistencia a las clases en la autoescuela, en los exámenes se prevé la introducción de nuevo material, incluidos vídeos.

Durante las clases teóricas, también está previsto que se incorporen nuevas materias como, por ejemplo, la conducción nocturna, y durante las clases prácticas podría empezar a emplearse la conducción con sistemas de ayuda como los navegadores. El GPS podría ser el que determinase el recorrido del examen para comprobar el nivel de distracción y confusión del conductor.

Finalmente, también se prevé ofrecer a los aspirantes un curso previo de concienciación sobre los riesgos al volante, así como endurecer los requisitos para recuperar el permiso a aquellos conductores reincidentes que lo hayan perdido por consumo de alcohol o drogas.

Solo me queda desearles mucha coherencia, perseverancia y tolerancia. Y recuerden lo que decía Víctor Hugo:

La mayoría de los hombres no carecen de fuerza, sino de constancia

Buen fin de semana.

PPBejarano
14 de abril 2018
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