EL RETROVISOR
Fueron momentos difíciles.
Todavía recuerdo que antes de realizar la prueba del teórico, llegué como una
hora antes donde se tenía que realizar la prueba. Me dirigí a un bar cercano a
las aulas donde me encontré con los demás alumnos que tenían que examinarse a
esa hora. Recuerdo que fue temprano. Los nervios estaban a flor de piel. Ahora
me pregunto ¿por qué tanto miedo? O no se estaba
preparado, o la inseguridad te hacía que te temblaran las piernas.
Es comprensible, muchos test,
muchas horas de ejercicios y, sobre todo, la inquietud de algo tan intangible
como que hace cuarenta años, todo se realizaba el mismo día.
Aquellas personas que ronden
mi edad, recordarán que, para aprobar el permiso
de conducir, todas las pruebas había que realizarlas el mismo día si se iba
aprobando todo.
El teórico, todos en aula
dispuestos a enfrentarnos a muchas preguntas tipo test, y ahí “no había tu tía”, como fallarás, creo recordar más de tres, te
quedabas fuera y no tenías más opción de acceder a las siguientes pruebas.
Después de muchos cigarros por
la espera, alrededor de una hora, te daban un listado de los aprobados.
Recuerdo a mi profesor de autoescuela:
—¡Ea! Pepe, nos vamos a la
pista.
El cuerpo entraba en una
tranquilidad relativa. No te había dado tiempo de recrearte en la suerte del
teórico, cuando tuvimos que prepararnos para junto a las aulas de los exámenes
del teórico, se encontraba la pista donde había que andar el camino ya aprendido
de:
La
rampa, un ejercicio con el vehículo donde había que subir una rampa, dejar el
coche arriba con el freno de mano, posteriormente, bajar esa rampa, y
dirigirnos a la siguiente prueba. Era el callejón, un rincón sin salida, donde
había que realizar una maniobra, hacia adelante y marcha atrás, para volver a salir por el mismo sitio donde
habíamos entrado. Seguidamente, la “L”, otro ejercicio,
donde marcha atrás, había
que hacer un giro a una esquina. Y, por último, el aparcamiento, entrar
marcha atrás en un estacionamiento y salir del mismo sin tocar ninguno de los palos que estaban por delante y por detrás del
vehículo, ¡ah!, y que no estuviera muy separado
de la acera.
Si, uno o una, salía airoso de
todos estos ejercicios, y era capaz de mantener la sangre fría, por último, te
tenías que desplazar a la otra punta de la ciudad, para realizar, el último
escollo para obtener el permiso de conducir, LA PRUEBA REAL, que era un ejercicio,
como su nombre indica, acompañado de tu profesor
de autoescuela y el profesor que iba a examinarte y se encontraba en el asiento
de atrás del vehículo y, como era natural, nos sometía a un ejercicio de real
conducción durante unos veinte minutos aproximadamente. El ingeniero nos
indicaba, una vez en marcha, cuál era la
dirección que debíamos tomar, y nosotros como buenos opositores, si no queríamos suspender, teníamos que estar
atentos de cumplir, mientras conducíamos, todas
las normas que exigía el reglamento de circulación: pararnos en los stop, poner
los intermitentes para indicar nuestras maniobras y pararnos en los pasos de
peatones cuando correspondía. No era fácil, se lo aseguro, tener la templanza
suficiente para pasar las tres pruebas en una misma mañana.
¿Saben qué era lo mejor?, que si aprobabas
todas las pruebas ese mismo día, te daban una tarjeta que te permitía desde ese
mismo momento poder conducir legalmente vehículos hasta que te llegara a casa
el permiso definitivo.
Hoy,
con la nueva Ley de Tráfico, la cosa tampoco será tan fácil por lo que se
realizarán cinco grandes cambios:
Entre los cambios planeados, para el examen de conducir, destaca la
obligatoriedad de asistencia a las clases en la autoescuela, en los
exámenes se prevé la introducción de nuevo material, incluidos vídeos.
Durante las clases teóricas, también está previsto que se incorporen nuevas
materias como, por ejemplo, la conducción nocturna,
y durante las clases prácticas podría empezar a emplearse la conducción con
sistemas de ayuda como los navegadores. El GPS podría ser el que determinase el
recorrido del examen para comprobar el nivel de distracción y confusión del
conductor.
Finalmente, también se prevé
ofrecer a los aspirantes un curso previo de concienciación sobre los riesgos al
volante, así como endurecer los requisitos para recuperar el permiso a aquellos
conductores reincidentes que lo hayan perdido por consumo de alcohol o drogas.
Solo me queda desearles mucha
coherencia, perseverancia y tolerancia. Y recuerden lo que decía Víctor Hugo:
“La mayoría de los hombres no carecen de fuerza, sino de constancia”
Buen fin de semana.
PPBejarano
14 de abril 2018
todomotorsevilla@gmail.com
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