sábado, 7 de febrero de 2015

LA ROTONDA

¿ES USTED UN MAL ACOMPAÑANTE DE CONDUCTORES?

En mi caso, creo que sí. Hoy día si es posible ocupo los asientos traseros de los vehículos. Procuro no fijarme en  la forma de conducir del conductor e intento ir distraído con el móvil,  alguna revista o el paisaje, sin tener en cuenta cualquier tema relacionado con la conducción.

Somos un mal ejemplo, y lo peor es que acabamos con la paciencia de cualquier conductor. Que lo reconozcamos ya es un paso. Lo próximo, procurar comportarnos en los vehículos como simples pasajeros, sea cual sea nuestra relación con la persona         que conduce el vehículo.

Cada semana intento, acércame a vosotros con todos le temas que pueden concurrir en alguno de nosotros en un momento determinado de nuestra vida y que nos afecte directamente a la seguridad vial. ¡Ojalá! hoy podamos limar aspereza con los conductores y hacerle más fácil y llevadera la conducción.

Cómo se convierte uno en un “paquete”:

Tengo la impresión que determinar el  perfil de un “paquete” es algo complicado, ya que cada persona, puede actuar o convertirse en un pasajero hostil, dependiendo de las circunstancias.
No sé, si la edad tendrá algo que ver, pero en mi caso, nunca me ha ocurrido algo semejante, o por lo menos, yo, no lo recuerdo.
Cuando éramos pequeños, y viajábamos junto al conductor, recuerdo, que manteníamos conversaciones durante la duración del trayecto sin tener en cuenta las acciones que realizaba el conductor, ni las circunstancia que concurrían en la vía mientras conducía.
Acompañaba a mis familiares o amigos, incluso cuando de forma esporádica utilizamos un servicio público, todo transcurría con normalidad.

Como pudo haber comenzado todo:

Esto que les cuento es mi experiencia de como pudieron ocurrir esté miedo a ser acompañante en un vehículo.
Si la amaxofobía es el miedo a conducir, como se le denominará a acompañar a un conductor y ser temeroso durante todo el trayecto.

Bueno, todo empezó, cuando por una operación en una pierna, tuve que desplazarme durante tres meses a realizar una rehabilitación. Todo un suplicio.
Estaba totalmente inmovilizado, y lo único que podía hacer era frenar con la escayola, acto que realizaba con mucha frecuencia, poniendo con mi actitud, algo nervioso al conductor. Posteriormente, pase a describir de forma constante, el vehículo que llegaba por la derecha, temiendo que iba a invadir el carril por donde nosotros circulábamos y, en otros casos, la poca distancia de seguridad entre nuestro vehículo y el que teníamos delante. Otras veces, hacía notar, al conductor, si no estaba rebasando la velocidad permitida, otra si había indicado o no la maniobra, y así, me fui convirtiendo el peor copiloto del mundo.

¿Pérdida de confianza, miedo a no tener el control del vehículo? La verdad es que con el tiempo me he dado cuenta, que siempre he tenido confianza en las personas que manejaban el timón del vehículo, pero era un problema de pérdida del control, acostumbrado a ser yo, quien realmente, tenía todos mis sentidos puestos en la conducción. Y, el de eso, a que mis sentidos dentro de un coche, estuvieran pendientes de otros temas, me han convertido en una persona que he comprendido, que con mi actitud, he puesto en peligro la conducción del vehículo en el que viajaba al irritar especialmente al conductor.

Por eso, hoy cuando entro en un vehículo que no es el mío, procuro entrar en la parte trasera, ir distraído, y como reza en los transporte públicos, me he autoimpuesto PROHÍBIDO HABLAR CON EL CONDUCTOR.

Me gustaría conocer vuestras opiniones y  experiencias sobre este tema, si no os importa, podrías enviarme a todomotorsevilla@gmail.com, y entre todos podríamos ayudarnos, a mejorar nuestra relación mientras viajamos de acompañante en un vehículo.

                                                                     PBejarano.

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