En
un país como Japón, donde la producción industrial está ampliamente robotizada,
sorprende la tendencia implantada por Toyota en sus instalaciones allí hacia
una manufactura más artesana, donde los seres humanos están recuperando el
protagonismo perdido en las últimas décadas por culpa de los robots, con la
vista puesta en priorizar la calidad.
A
finales de la pasada década, Toyota se vio obligada a llamar a revisión a
millones de coches por varios fallos de fiabilidad (a los que han seguido
varios más en los últimos años), uno de los cuales le ha llegado a suponer una
multa en Estados Unidos de 1.200 millones de dólares. Fue entonces cuando sus
responsables decidieron que había que tomar medidas si no querían poner en
riesgo la reputación de calidad y fiabilidad de sus coches.
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En
una iniciativa confiada por el presidente Akio Toyota a su alto ejecutivo
técnico Mitsuru Kawai, la compañía decidió que las personas debían ser el eje
de su producción y ocupar el lugar de las máquinas en sus plantas japonesas, de
modo que los empleados puedan desarrollar nuevas habilidades y descubrir
maneras de mejorar las líneas de producción y el proceso de fabricación del
coche.
El
regreso de los dioses
"Tenemos
que ser más sólidos y volver a lo básico para desarrollar aún más nuestras
habilidades manuales", cree Kawaia. "Cuando yo era novato, a los
maestros con más experiencia se les llamaban dioses y podían hacer cualquier
cosa".
Ahora,
estos dioses (o Kami-sama, en japonés) están haciendo una reaparición en
Toyota. La compañía nipona, siempre referente en los procesos de producción
dentro de la industria automotriz, ha llevado su próximo paso hacia adelante de
Toyota en un sentido contrario a la tendencia de la era de la automatización.
"Toyota
considera que las personas que trabajan en una planta de este tipo son como
artesanos que necesitan seguir perfeccionando su nivel de habilidades",
explica Jeff Liker, que ha escrito ocho libros sobre Toyota y llegó a
entrevistarse con Kawai año pasado. Por el contrario, "en casi todas las
empresas que visitas, los puestos de trabajo de los trabajadores son para
alimentar las partes en una máquina y para repararlas cuando ésta se
rompe", señala.
El
retorno de los "maestros" es representativo de cómo Akio Toyoda, de
57 años está rehaciendo la empresa fundada por su abuelo con un compromiso por
priorizar la vuelta hacia la calidad y la eficiencia en sus planes de
crecimiento. Incluso, el máximo responsable de Toyota está frenando su
mantenimiento como primer fabricante de automóviles mundial tras paralizar la
apertura de nuevas fábricas durante tres años; una estrategia que a corto plazo
podría dar con el adelantamiento en ventas a nivel global por el Grupo
Volkswagen.
Los
beneficios del cambio de modelo
Pero
de momento la experiencia acumulada sí ha reportado algunos beneficios en
términos de eficiencia productiva: en los tres años durante los que se se lleva
implementando el cambio, Toyota ha conseguido reducir sensiblemente los niveles
de chatarra (el 10%, por ejemplo, en los residuos procedentes de la
construcción de cigüeñales) y logrado reducir la longitud de la cadena de
producción en un 96%.
En
los años previos a las llamadas a revisión, Kawai ya había msotrado su
preocupación por que Toyota estaba creciendo demasiado rápido y una forma que
vio para prevenir la recurrencia de estos incidentes fue la de ayudar a los humanos
a mantener control sobre las máquinas.
"Si
alguna vez existe una tecnología que es impecable y puede hacer siempre
productos perfectos, entonces estaremos listos y dispuestos a instalar esa
máquina", afirma Kawai. Pero "no podemos simplemente depender de las
máquinas que sólo repiten la misma tarea una y otra vez", defiende.
"Para ser el dueño de la máquina, hay que tener el conocimiento y las
habilidades para enseñar a la máquina".
Fuente: Bloomberg
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