Cada vez hay más carreteras (aunque el estado de las vías
en España no es el mejor). Pero a veces es necesario conducir por un camino de
tierra, que debido a la lluvia se ha convertido en un barrizal. Es fácil quedarse atrapado o sufrir una avería.
Conduce despacio. Es menos probable que te deslices si te
tomas el camino con calma. Muévete con marchas bajas, para controlar mejor la
situación.
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Nunca aceleres a fondo. Lo único que conseguirás es que
las ruedas giren más rápido y se formen surcos más profundos. Resultado, el
barro se pega más rápidamente en las ruedas y se hará más difícil realizar
cualquier otro movimiento.
Sin duda, lo mejor para moverse en el barro es la
tracción total. Luego, hay quien prefiere la tracción delantera ya que el peso
del motor está sobre la tracción, es mejor poder orientar las ruedas para que
salgan en la dirección más conveniente y
es más efectivo tirar que empujar. Si tienes un vehículo con propulsión
trasera, conviene cargar el maletero para que haya más peso sobre el eje
trasero que mueve el coche. Quienes prefieren esta tracción aseguran que es
mejor para salir cuando uno queda atascado, ya que a base de contravolantear de
un lado para otro es fácil que el coche acabe cogiendo tracción en las ruedas
traseras y salir del atolladero (pero te dejarás bastantes neumáticos en la
operación.
Huye de los surcos y roderas. Busca las zonas más
compactas para ajustar tus neumáticos, las zonas altas de la carretera. Los
surcos son más húmedos, y por eso resultan más fangosos y resbaladizos.
Procura pisar poco los frenos. En general, es mejor
maniobrar poco con los pedales. Si vas hacia abajo, vete hacia los lugares más
llanos o, simplemente, muévete despacio.
No pises el freno para reducir la velocidad, juega con
las marchas.
Si te quedas atascado en el barro, lo mejor es calmarse.
Antes de hacer nada, sal del vehículo. Fíjate en la disposición de la tierra
para ver cuál la forma más fácil de salir de allí.
Normalmente es hacer una salida llana:
Coge piedras, troncos
pequeños, o grava de la parte de atrás y haz un camino para conseguir que los
neumáticos queden lo más cerca del “camino” como sea posible (céntrate en las
ruedas traseras si tienes tracción trasera). Pero sal despacio (no aceleres
mucho, recuerda la primera norma), moviendo el coche muy poco a poco hacia
adelante. Mueve el volante despacio, hasta que los neumáticos se agarren al
suelo.
Es
posible que no salgas a la primera y tengas que ir cambiando la disposición de
los objetos que has colocado en las ruedas motrices. No desesperes, que
acabarás saliendo. Paciencia.
Lleva siempre un teléfono móvil en el coche. Como último
recurso, siempre podrás llamar y pedir auxilio.
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