DR.
JEKYLL Y MR. HYDE
Don Carlos cerró la puerta de
su casa y se dispuso a bajar las escaleras.
A esa hora de la mañana, se cruzó con su vecina en el rellano de la segunda
planta.
̶ Buenos días, doña Carmen
̶ ¿Cómo
está usted?
̶ Me alegro mucho de verla tan
bien.
̶ Adiós, que tenga usted un
buen día.
Educado, amable de buen porte.
Recién afeitado y dejando tras él el aroma de su aftershave.
De pronto, el tono de su móvil, con compases del "Danubio azul", alertó al trajeado don Carlos,
llamando su atención, mientras el móvil vibraba en el fondo del bolsillo
derecho de su chaqueta.
̶ Buenos días, dígame.
̶ Me va a usted a perdonar,
pero me ha cogido usted saliendo de casa en este momento, y me va a ser imposible
atenderle, por lo que le ruego me disculpe,
señora.