Dos años ha durado el sueño italiano de Rossi y Ducati.
'Il Dottore' llegó a la fábrica italiana en 2011 con un reto sin precedentes en
la cabeza: Ganar el Mundial con tres marcas distintas. Año y medio después, el
resultado no ha podido ser más distinto, lo que ha llevado al piloto de Tavulia
a recular en su decisión, y volver al equipo con el que ganó cuatro de sus
siete títulos en la categoría reina.
Una decisión esperada desde hace meses que por fin ha
tomado forma. Para alguien que es nueve veces campeón del mundo de
motociclismo, dos años sin ganar una carrera es todo un suplicio. Y para los
aficionados de este deporte, más de lo mismo. Ver a su mayor ídolo
arriesgándose a una caída curva tras curva por finalizar quinto, sexto o noveno
ha sido una pesadilla.
Una pesadilla que tendrá su punto final el 11 de
noviembre en el circuito Ricardo Tormo de la Comunidad Valenciana, el mismo
escenario en el que dos años antes se despidió de Yamaha. Si no lo remedia en
las ocho carreras restantes, Rossi sumará dos años consecutivos sin conseguir
una sola victoria. Desde su debut en 1996 hasta 2010, siempre había ganado al
menos una carrera por temporada. De ahí que dos años sin hacerlo sean un mundo.
Misión: Volver a ganar
Su bagaje en Ducati es desalentador. Dos podios -ambos en
Le Mans: segundo en 2012 y tercero en 2011- en un total de 27 carreras eran un
lastre demasiado grande para su palmarés. Ni siquiera la mareante cifra que
Audi, reciente socio de Ducati, le puso encima de la mesa -junto a la promesa
de un futuro en las cuatro ruedas- han sido suficientes para retener a Vale en
la marca.
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