sábado, 30 de marzo de 2024

LA ROTONDA,

 

AGUAS

 



El Pregonero, Juan Miguel Vega, anunció la Semana Santa de Sevilla, con recuerdos, humor, buenas intenciones, ilusión y fe. Pero no podía adivinar, como los profesionales de los pronósticos meteorológicos, que la sombra de una Dana iba a ensombrecer la semana más importante de Sevilla.

Este año, que la Semana Santa había llegado junto al olor de azahar por cada rincón de la ciudad, todo estaba preparado en las hermandades, todos los estrenos a punto, para con la máxima devoción realizar la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.


La cera sin derretir, las túnicas planchadas, y el metal de las medallas reluciente. Todo estaba preparado. Las candelerías a punto para que Sevilla siguiera resplandeciendo de noche, acompañando a las distintas advocaciones de María, donde recae la fe mariana de un pueblo.
Es evidente que en esta Semana Santa la lluvia ha estado presente y ha puesto patas arriba la fiesta cumbre sevillana. El agua ha hecho acto de presencia algunos días, y ha dificultado la toma de decisión de algunas hermandades. Las imágenes, materiales sensibles, como la madera policromada, el yeso, o incluso metales, y la humedad puede causar daños como la aparición de grietas, desprendimiento de la policromía, corrosión en caso de ser metálicas, entre otros.

El agua, elemento esencial para nuestra tierra, y este año más aún con las alertas por sequía, ha aparecido cuando menos se le esperaba. Todos hemos estado mirando al cielo durante esta semana, las Juntas de Gobierno de las Hermandades, algunas han tenido que tomar decisiones muy difíciles, un año más. El agua, protagonista, y siempre se debe priorizar la protección y preservación de estas obras de arte religioso, tomando todas las precauciones posibles para minimizar los riesgos de daño.

El agua, ha hecho que la Semana Santa de Sevilla, se haya expuesto un año más a los designios meteorológicos, y la salvaguarda de una hermandad tiene que pensar en el capital religioso y humano del que depende, siendo custodios en ese momento del divino tesoro que tienen en sus manos.

Este año hemos visto cómo algunas hermandades se han quedado en casa, otras han dormido en la Catedral y otras han tenido que volver a paso de "muda" gracias a ese divino tesoro que es el agua.

Sí, este año algunos capirotes se han mojado, y muchas lágrimas han recorrido las mejillas de nazarenos y nazarenas, de Juntas de Gobierno, de músicos, de esa familia cofrade que cada año llueva o ventee siempre está dispuesta a dejar muy claro que la Semana Santa de Sevilla se vive todo el año. Y que en el alma del cofrade siempre es primavera.

Con afecto y respeto,

Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com

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