viernes, 21 de enero de 2022

ALFA ROMEO SPRINT, EL COMPACTO DEPORTIVO DE LOS 70 Y 80

Diseñado por Giugiaro y fabricado en la planta de Pomigliano d'Arco, cerca de Nápoles, el Alfa Romeo Sprint destacó, entre 1976 y 1989, por ofrecer sensaciones deportivas con una adherencia y una estabilidad sobresalientes.



El Alfa Romeo Sprint nació como una versión del Alfa Romeo Alfasud, uno de los primeros automóviles compactos fabricados en Europa. Sin embargo, su éxito comercial y su espíritu dinámico lo apagaron en un modelo totalmente independiente en la gama.
La silueta inclasificable del Alfa Romeo Sprint, con rasgos de coupé y berlina compacta de cinco puertas, sigue influyendo en el diseño de una multitud de automóviles.

Madrid, . Los años 60 y 70 fueron décadas de cambios para Alfa Romeo. La marca del Biscione” salió, por primera vez, de su feudo tradicional lombardo para iniciar la producción de automóviles en el sur de Italia. A iniciativa del Gobierno Italiano, en 1968 abría sus puertas la factoría de Pomigliano d'Arco, en el área metropolitana de Nápoles, que se acabaría convirtiendo en la actual planta Giambattista Vico de Stellantis. Ahí empezaría a fabricarse uno de los primeros automóviles compactos de Europa, el Alfa Romeo Alfasud, que rendía homenaje al Mezzogiorno italiano. De este modelo revolucionario surgiría, en 1971, una versión deportiva, denominada Sprint.

El entonces denominado Alfa Romeo Alfasud Sprint tomaba como base la berlina, también diseñado por Giugiaro. En este automóvil, el mago de Garessio se sumergió en el ADN deportivo de la marca para dibujar una silueta afilada, de gran belleza estética, que mezclaba estilos y siluetas para conjugar el dinamismo de un coupé con la prestancia y el espacio interior de una berlina . Todo ello en unas dimensiones compactas para los deportivos de la época, con 4,02 metros de largo y 1,30 metros de alto. Estas líneas afiladas y angulosas se volverían a ver en una gran cantidad de modelos posteriores, de Alfa Romeo y otras marcas, salidos del estudio Italdesign. El frontal sigue el libro de estilo de los Alfa de aquella época:

La receta tuvo éxito: en sus 13 años de vida comercial, se vendieron 116.552 unidades del Sprint, fabricadas en Pomigliano d'Arco y también en Sudáfrica, donde este deportivo es un automóvil de culto entre los coleccionistas.

En los detalles exteriores dominaba el acero cromado en paragolpes, retrovisores y la calandra. Un estilo que tomó un aire totalmente ochentero en la segunda generación del Sprint, ya independizado del Alfasud, al adoptar el plástico negro en los elementos decorativos y en las molduras laterales que recorren el contorno del vehículo. Este “aggiornamento” sería posible que el Alfa Romeo Sprint resistiera sólidamente en la gama hasta 1989.

El interior respeta los códigos tradicionales de los coupés, con una configuración de cuatro plazas, dos delante y dos detrás, que podrían ser convencionales o deportivos, una alternativa que envolvía a los ocupantes y que les sumergía en las sensaciones de conducción. Una inmersión que remataba un cuadro de instrumentos con una estética deportiva, con indicadores redondos y con una gran profundidad. El volante destacaba por su polivalencia: de él salían palancas con las que se podían manejar funciones como la ventilación de los aireadores interiores. En lo que se refiere a habitabilidad, el Alfa Romeo Sprint era uno de los deportivos más espaciosos de su época. Ofrecía 425 litros de maletero.

Bajo el capó, el Alfa Romeo Sprint equipó unas mecánicas potentes, con nervio, pero con bajos consumos. No dejó de evolucionar sus prestaciones desde su lanzamiento, con un motor Boxer de 4 cilindros seleccionados dos a dos, en una estructura en V de 180º, con un sonido inconfundible. Según las motorizaciones, estaba equipado con carburación simple o doble, llegando a incorporar inyección directa en sus últimos años de comercialización. En 1972, su versión tope de gama desarrollaba 76 CV y ​​alcanzaba una velocidad punta de 165 Km/h. En 1989, la potencia había subido hasta los 118 CV y ​​se pudieron alcanzar los 196 Km/h. Para tener estas prestaciones bajo control, cuentan con dos equipamientos muy poco corrientes en los años 70: caja de cambios manual de 5 velocidades y frenos de disco en las cuatro ruedas.

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