sábado, 1 de mayo de 2021

LA ROTONDA

 

RESPONSABILIDAD DE TODOS

 




La responsabilidad es un valor que debería ser un valor inherente al ser humano en todos los aspectos y aristas que se puedan analizar. Dicen algunos que la responsabilidad es una palabra con un peso suficientemente pesado para llevarla siempre a cuestas, en el trabajo, en la familia, en nuestros deberes sociales.


La definición de responsabilidad es muy extensa, pero si nos quedamos con su significado estándar, seguro que somos capaces de entenderlo sin ningún problema:

Responsabilidad es dar cumplimiento a las obligaciones y ser cuidadoso al tomar decisiones o al realizar algo. La responsabilidad es también el hecho de ser responsable de alguien o de algo.

 

En otras palabras, responsabilidad significa cuidar de sí mismo y de los demás, en respuesta a la confianza que las personas depositan entre nosotros.

Una persona responsable cumple con sus deberes de manera oportuna y eficiente. Por ejemplo, es responsable una persona puntual en su trabajo, que lleva a cabo las tareas y objetivos asignados de la mejor manera posible.

 

También se dice que alguien es responsable cuando asume las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo, cuando una persona daña accidentalmente un objeto ajeno y se dispone a repararlo o sustituirlo por uno nuevo.

 

En el derecho la responsabilidad se refiere a la obligación legal de responder por los daños que una acción genera en los demás, siempre en los términos establecidos en la ley para cada caso.

 

La responsabilidad se aplica en muchas áreas de la vida social. Por eso se habla de diversos tipos de responsabilidad, como la responsabilidad civil, social, fiscal, solidaria y limitada, entre otros.

El valor de la responsabilidad reside en que, gracias a ella, nos cuidamos unos a otros y alcanzamos el desarrollo familiar, comunitario y social. Cuando alguien no es responsable, no solo afecta su propio crecimiento, sino que perjudica a los demás.

 

Ahí quiero llegar, a detenernos un instante en aquello que nos atañe, la responsabilidad de los conductores, El conductor de vehículos a motor es responsable, en virtud del riesgo creado por la conducción de estos, de los daños causados a las personas o en los bienes con motivo de la circulación.

 

En el caso de daños a las personas, de esta responsabilidad solo quedará exonerado cuando pruebe que los daños fueron debidos a la culpa exclusiva del perjudicado o a fuerza mayor extraña a la conducción o al funcionamiento del vehículo; no se considerarán casos de fuerza mayor los defectos del vehículo ni la rotura o fallo de alguna de sus piezas o mecanismos.

 

Sin perjuicio de que pueda existir culpa exclusiva de acuerdo con el apartado anterior, cuando la víctima capaz de culpa civil sólo contribuya a la producción del daño se reducirán todas las indemnizaciones, incluidas las relativas a los gastos en que se haya incurrido en los supuestos de muerte, secuelas y lesiones temporales, en atención a la culpa concurrente hasta un máximo del setenta y cinco por ciento. Se entiende que existe dicha contribución si la víctima, por falta de uso o por uso inadecuado de cinturones, casco u otros elementos protectores, incumple la normativa de seguridad y provoca la agravación del daño.

En los supuestos de secuelas y lesiones temporales, la culpa exclusiva o concurrente de víctimas no conductoras de vehículos a motor que sean menores de catorce años o que sufran un menoscabo físico, intelectual, sensorial u orgánico que les prive de capacidad de culpa civil, no suprime ni reduce la indemnización y se excluye la acción de repetición contra los padres, tutores y demás personas físicas

que, en su caso, deban responder por ellas legalmente. Tales reglas no procederán si el menor o alguna de las personas mencionadas han contribuido dolosamente a la producción del daño.

Independientemente de lo que marque la ley sobre la responsabilidad de los conductores, creo que existe una RESPONSABILIDAD inherente al ser humano, que se alcanza con la educación, como todos los valores que llevamos dentro, y que sabemos cuándo actuamos en conciencia o no, cuándo hacemos algo o no.

Por eso, cuando cometemos un acto irresponsable, y queremos justificarlo, nosotros sabemos que eso que estamos intentando razonar está o estaba mal hecho.

A esa responsabilidad me refiero, y que en todo momento es como un resorte que salta dentro de nuestro cerebro, alma o interior de nosotros como como una alarma, descubriendo nuestros propios errores.

No quiero ni imaginarme las veces que funciona la alarma cuando estamos conduciendo. Por eso, si pusiéramos nuestras capacidades al servicio de la conducción evitaríamos tantas justificaciones erróneas, y lo que es más importante tantos accidentes con sus respectivas víctimas inocentes.

 

Hoy he querido empezar por la responsabilidad, pero en lo sucesivo vamos a detenernos en distintos valores del ser humano que son implícitos a nuestra condición, y que hoy día en algunos casos brillan por su ausencia.

Con mi afecto, y respeto,



Pepe Bejarano.

todomotorsevilla@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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